Gloria a Dios en las alturas
por Chema García Martínez
Fe de erratas: donde dice "los que no somos poder, sino daños colaterales en la batalla por el traspaso de poder", debería decir "los que no somos poder, somos daños colaterales en la batalla por el traspaso de poder".
Hermosa crónica de jazz, y cruda, pero real, crónica política. Para definir a la alcaldesa de Madrid habría que inventar un nuevo vocabulario. Ningún término hace justicia a tan ínclita y encopetada señora.
ResponderEliminarA no ser que, con el título de la crónica, te refieras a ella.
ResponderEliminarHola Chema.
ResponderEliminarEnhorabuena por el artículo. Con permiso:
Puedes imaginarte a Wynton Marsalis de presidente de los USA? Yo, sí. Y la verdad es que no me agrada la idea.
Hace un tiempo, Dizzy, también lo intento y Frank Zappa, lamentablemente sus candidaturas no prosperaron, y resulta lógico en un país donde el poder fascista negrero/racista que se arroga el rol paternalista de defensor de las libertades mundiales trata de manipular y explotar el planeta. Tampoco me creo que llegaran a la luna, ni la versión oficial del ataque a las torres, ....Chomsky es uno de los profetas de la verdad norteaméricana, vergonzosa por cierto,.Como triste es que algunos músicos no puedan vivir dignamente los últimos años de su vida o hayan tenido mala suerte, menos mal que la vieja Europa los acogió y dignificó.
Da miedo, pero, es real. Resulta que Kennedy era un santo varón y a raiz de su asesinato, perdieron la inocencia. Películas...
He asistido a demasiados conciertos de jazz, y algunas veces (las menos), no he sentido esa verdad que mencionas y las ojeadas
al reloj daban la impresión de tener prisa en acabar la actuación, otras parecen puro trámite, y muchas otras, la enorme tomadura de pelo al respetable, cuando tiran de lo previsible, creyendo que eso es lo que demanda el público. Afortunadamente aún quedan auténticos músicos que consiguen envolvernos con la magia de la improvisación y no se prodigan en hacerse el simpático.
Soy de las que ven la botella y la vacian, cuando se acaba, me compro otra. Elijo. Lo que teneis en esa ciudad maltratada, es garrafón y del chungo, sólo hay que mirar la denominación de origen. Salúd. Ana Coreta
Muchas gracias a los dos.
ResponderEliminarCon el título me remitía de una forma irónica a la canción de Serrat (”Fiesta”), ya sabes, la de “gloria a Dios en las alturas, recogieron las basuras…”, que tiene un tono irónico de por sí, y a mi experiencia escuchando a Coltrane en las alturas de Bagdad, y todo lo que viene a continuación. En realidad, este artículo es el producto de muchas cosas… por ejemplo, me ha escrito un amigo diciendo que está escrito con rabia, y es posible que sea cierto. La rabia que me produce contemplar el mundo que va a recibir mi nieta por culpa de todos estos depredadores… y es esta rabia, o este fuego interno que me consume, como a tantos ciudadanos, lo que mueve mi pluma (un decir, porque empleo el ordenador) a una especie de “escritura automática” en la que las ideas se concatenan sin un plan previo y la lógica del relato se busca a sí misma sin que yo la pretenda, no sé si se me entiende.
¿Wynton como presidente?... no sé... y no sé qué opinaría Chomsky. Los norteamericanos, quiero decir, los que mandan, hace tiempo que descubrieron que lo mejor con quienes cuestionan sus actos apelando a la ética es ignorarlos. Algo que Rajoy ha aprendido y aplica a consciencia.
El término Jazz, tal y como lo utilizo, corresponde a una denominación genérica de origen, más que a una realidad. Hoy hay pocos músicos que representen ese espíritu libertario y profundamente moral que iluminó al jazz en sus comienzos, y después. Lee Konitz es uno de ellos. Por eso hubo muchos “aficionados” al jazz a los que su concierto en Clamores les pareció un horror. Hoy el jazz es otra cosa… pero ese es otro tema.
De la Botella ya he dicho lo que pienso y lo que puedo decir. Hay cosas de ella que sé y me callo.
Abrazo a los dos.
Cuando se saben cosas de alguién que muestra una catadura moral y ética tan reprochable hacia la mayoría de sus gobernados, y que además cohabita con un criminal de guerra con el que se va de viaje de placer a un balneario en Sintra mientras elude sus responsabilidades frente a una tragedia donde hubo víctimas mortales (Madrid Arena), y hace el ridículo en Buenos Aires con el dinero de tod@s. Lo más triste es saber que este personaje tiene su público y el partido podrido la sigue apoyando. APPestan.
ResponderEliminarEl periodista que se precie debe informar al momento, no a toro pasado, como el buen improvisador, contar la verdad que siente en el instante mágico en que el arte tiene lugar: "When you hear music, after is over, is gone in the air. You can´t never captured again" Eric Dolphy
Me encanta la música del Sr. Lee Konitz y me encanta que no le encantara a la clá "Wyntonmarsaliana" que lo que más desea es aplaudir y parecer "cool" luciéndose en la noche madrileña, mientras las personas que estamos en paro, nos tenemos que conformar con quedar en casa escuchándolos en diferido, via Cds y aguantando mecha,....hasta que no lo soportemos más y reventemos. Podría ser mucho más incisiva y crítica. No te voy a amargar el día. Salúd y Justicia Social !! Ana Coreta
No me amargas el día, más bien la contrario. La verdad ilumina, siempre y en todo lugar, incluso cuando su sabor pueda resultarnos amargo. Yo soy un privilegiado, tengo a mi disposición una gama de posibilidades de ocio, cultura, etc., que sobrepasan con mucho mis magros recursos económicos. Escribo esto desde la estupenda habitación de hotel que ha puesto a mi disposición los organizadores del Congreso de Jazz de Valencia, a poco de tomar el tren de vuelta a Madrid, y después de una sesión tumultuosa, la de anoche, de la que, supongo, se va a hablar. El tema de la mesa redonda era la situación de la crítica de jazz, que yo intenté variar a "la situación del crítico de jazz". En un determinado momento me puse como ejemplo, sin ánimo de presumir, aunque fuera en negativo. Y, créeme, cuando dije lo que dije, se hizo un silencio sepulcral... te lo digo para que no pienses lo que no es. Han conseguido que las víctimas seamos todos por encima de clases y de cualquier otra consideración, por más que, como te digo, yo pueda ser un privilegiado, que lo soy. No tengo dinero, pero tengo el amor de Lúcia, y el jazz, y mis hijas, mi nieta, la amistad de mis seres queridos, y la complicidad de quienes, como tú, os tomáis la molestia de leerme.
ResponderEliminarGracias, Ana.