Elmyr de Hory en su domicilio de Ibiza
Verás que todo es mentira
Proyecto Fake (Madrid, Círculo de Bellas Artes) es lo que es, y lo que no es, y lo que el espectador
quiere que sea. En Proyecto Fake no hay respuestas porque no hay preguntas. Las mismas preguntas son la
respuesta.
La vida de Elmyr de Hory es una
obra de arte erigida sobre el fraude. Debemos estar alerta, a fin de cuentas,
¿quién nos asegura la autenticidad de las falsificaciones que contemplamos?.
Clifford Irving -quien, a su vez,
fue un mentiroso concienzudo- es el autor de una biografía lógicamente falseada
del notable falsario; luego Orson Welles hizo de Elmyr de Hory una
película-puzzle formidable que nadie entendió en su momento.
De Hory mentía incluso cuando
decía la verdad (y a él le pagaban por mentir). En algún caso, sus copias
llegaron a cotizarse por encima del original. Las réplicas de De Hory, sus
“interpretaciones” (Umbral nos recuerda que el artista se consideraba, básicamente,
un intérprete), nos colocan ante el espejo de cualquier idea preconcebida.
Hay una mayoría que sigue los
pasos de quienes siguieron los pasos de quienes siguieron los pasos, y hay quien
se abre camino por entre la maleza a su cuenta y riesgo. La oveja ha renunciado
al genio. El falsificador hace de la réplica una pieza única.
Dominando la técnica, Elmyr de
Hory renunció al genio. De creerle –fue un maestro en afirmar una cosa y la
contraria– sus cuadros “a la manera de…” no pretenden sino glosar el genio del
copiado. De Hory aspiraba a ser confundido con sus modelos, así como Sonny
Stitt gustaba de confundir a los “expertos” haciéndose pasar por Charlie
Parker. Los “expertos” fueron los mejores aliados de ambos. Sin ellos, afirmaba
d´Hory, nada de cuanto hizo y obtuvo hubiera sido posible.
"A la manera de Kees Van Dongen"
El valor de la mentira es el precio que
alcanzan los lienzos de Elmyr de Hory en el mercado. “Soy víctima de las
costumbres y las leyes del mundo de la pintura. ¿El verdadero escándalo no es
acaso el propio mercado?” (Elmyr de Hory). Cuadro hay, de Kees Van Dongen, que
más tarde fue de Elmyr de Hory, y luego de Van Dongen, dependiendo de la
opinión del “experto”. ¿Realmente todo esto tiene alguna importancia?.
Elmyr de Hory congeló el trazo
de Matisse en el tiempo así como Stitt tocó a un Charlie Parker que ya no
existía. Ambos contribuyeron a la fosilización del instante y esa fue su mayor
cualidad.
El jazz, hoy, vive de replicantes educados en Berklee; para
ellos, la vida es eso que les ocurre a los demás. “Prendamos fuego a las
aulas”, brama Gary Bartz en los medios. Berklee o Chicago, Reagan o Wynton
Marsalis (salvando las distancias). Estamos en manos de clónicos con la
capacidad de empujar a la
Humanidad , y al jazz, hacia el abismo.
Charlie Parker hoy no tocaría como Charlie Parker, mucho menos como Sonny Stitt.
Unit Asia. De izqda. a dcha.: Tay Cher Shiang, piano; Shigeki Ippon, contrabajo; Isao
«Sankichi» Miyoshi, guitarra; Koh Mr. Saxman, saxo soprano; Hiroyuki Noritake,
batería. Foto: JMGM
Sobre el escenario de la Sala de Columnas del Círculo de Bellas artes, coincidiendo con la exposición, el gran espectáculo del jazz replicante: Unit Asia. Cinco intérpretes -magníficos, transparentes- venidos de Japón, Tailandia y Malasia interpretan un jazz perfectamente impersonal "a la manera de...". Elmyr de Hory les contempla, burlón, desde el otro lado del espejo. En 1974 fue llevado a la cárcel por su marchante. El artista-replicante le acusó de estafa. Cualquier parecido entre la realidad y la ficción no es pura coincidencia.
Este post ve la luz el mismo día
en que la exposición Proyecto Fake cierra
sus puertas al público. Si el lector piensa que es un fraude, quizás esté en lo
cierto.
Chema García Martínez
(Gracias al compañero Pedro Calvo)
Estoy de acuerdo con todo lo que comentas y como lo extrapolas al jazz. Resulta lamentable, por no decir patético, el afán de imitación burda de la mayoría de "nuevos" músicos, esos que en su momento la maquiavélica publicidad, denominó: JASP (Joven Aunque Sobradamente Preparado), creo recordar.
ResponderEliminarLos escuchas, los observas, intentas no bostezar y entiendes por qué el verdadero ARTE sigue semioculto y fuera de los circuitos.
Lo peor es que creen hacer una gran contribución a la música y consiguen todo lo contrario.
Su única verdad es justificar tantos años de estudio y dinero gastado por papá.
Salúd. Ana Coreta
Es curioso... existe una relación inversamente proporcional entre los comentarios que me mandáis al blog y los que me mandan a mi correo particular o a través de Facebook. Este post, por ejemplo, ha sido muy comentado en ambos medios, sin embargo, tú eres la primera persona que se decide a enviar un comentario. Gracias por ello.
ResponderEliminarEstando de acuerdo en lo que dices, creo sin embargo que el problema es más complejo, y tiene que ver con la "cadena iniciática" que antes funcionaba en el jazz y suplía a las escuelas, que no existían, ni falta que hacían. Uno aprendía a tocar de la mano de sus mayores del único modo posible: tocando. Recuerdo una charla con Fred Hersch hablando de éste asunto, luego está el caso de Gary Bartz que hace poco salió en los medios declarando poco menos que había que quemar las escuelas de jazz (lo menciono en el texto)... pienso que de todo esto viene el jazz acomodaticio y sin personalidad (y, a veces, un tanto grandilocuente) de los JASP. Al menos, Elmyr de Hory tenía gracia imitando, y no era un hijo de papá. Lo que me recuerda que mañana toca Joshua Redman en Madrid (hoy en Santiago de Compostela). ¿Alguien recuerda a su padre?.
Sí. Como no recordar al gran Dewey Redman implicado en proyectos como: Liberation Music Orchestra, Ornette Coleman, Keith Jarret, etc.... Integrando nuevos sonidos con instrumentos orientales y buscando contar cosas nuevas. Claro que, es de la quinta de Ornette y paisano. En un estado como Texas, donde ser afroamericano no debía ser nada fácil.
ResponderEliminarLo dicho, sin acritud y con afán de hacer una crítica constructiva (por si lo leen aludidos) no basta con tocar; es necesario transmitir, sentir y sobre todo arriesgar. Lamentablemente, l@s programadores de festivales, salas y demás foros de audiencia (radios, TV) tiran de famoseo y Made in USA. Así nos va. Saludos... mientras suena Tutu. Ana Coreta
Un recuerdo para el gran Dewey Redman, a ver si tengo tiempo y rescato la entrevista que le hice, publicada por Cuadernos de Jazz. Tus críticas siempre son constructivas. Disfruta con Tutu.
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