.
En el Mercado de Peixe uno elige lo que va a comer entre la abundante oferta de mariscos y pescados, algunos realmente extraños. Ante la imposibilidad de reconocer lo que se está comprando, uno se guía por el color y la textura del bicho, y que sea lo que Dios quiera. Luego, el intrépido comprador acude con su compra a alguno de los chiringuitos situados tras el mismo para que se lo cocinen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario