domingo, 20 de octubre de 2013

CUADERNOS VIAJEROS: FRANCIA (1)


Extraordinarios acontecimientos cotidianos
 

Francia capítulo 1: un caso extraordinario
El día en que Paulo Mendes, periodista y escritor (“ O mais estranho dos países”), se encontró con Vinicius de Moraes en París, éste se hallaba a punto de partir hacia Cannes para asistir a su festival de cine. Cuando ambos amigos fueron a subirse al coche del segundo, se encontraron con que éste no estaba donde lo habían dejado. Vinicius, a quien el asunto le resbalaba, propuso olvidarse del mismo: “ni aún que fuese un Rolls-Royce último modelo dejaría ahora mi whiskito”. Horas después, el coche apareció inexplicablemente en su lugar.

Cannes: la tarjeta postal cobra vida.
 
 Vinicius en Cannes: “festivales de cine, mucho rapapé, poco arte”.
 
Camino de Cannes. El catálogo de venta a bordo pone a mi disposición una cosa con forma de cosa de color verde pistacho. Ignoro de qué se trata ni para qué sirve. Aclaración: se trata de “una solución escalable a base de elementos redundados incluyendo balanceadores de carga, todo ello con un mínimo de latencia en un virtual en la nube de forma sencilla”. Y el whiskito, a 67 €.
 
 
Acompaño a mi mujer al MIPCOM, el mercado de comercialización de contenidos y formatos para TV más importante del mundo, en el que ella tiene lugar destacado. El lunes, cita con Naomi Campbell en el Martínez.
Constatación: soy capaz de mantener una conversación fluida en francés, siempre y cuando verse sobre los que, sin un motivo aparente, acuden a bailar bajo el puente de la ciudad de Aviñón.
 
 
Elecciones cantonales en Brignoles, localidad próxima a Cannes. El Frente Nacional gana por abrumadora mayoría.  “FN no sólo es un partido de extrema derecha”, afirma Thierry Mandon, portavoz del grupo socialista en la Asamblea. “Es un partido nacional-fascista”. Curiosamente, el candidato del partido en Brignoles se apellida López.
 
 
En Cannes, todos los días alguien da una fiesta en la playa / Cannes "es" glamour. Al final, el glamour resulta una lata, además de poco glamouroso.
 
Inconfundibles: BB y su bk.
Un clásico: el posado en la playa. Para el recuerdo, las fotos de Miles en slip, Dizzy Gillespie en meyba, BB en bikini; cada uno a lo suyo.
 
Tan molestos como los fotógrafos: las gaviotas en La Croisette.
La luz del Midi se disloca en la mirada de Picasso y Matisse, Van Gogh y Renoir. “El color actúa como una música”, apunta Brake.
 
 
Jazz l'après-midi.

Unos iban a Europa al rock y otros a ver a Mary Lou Williams -su modernidad me dejó sin habla- y al héroe subterráneo Jabbo Smith. La Grand Parade de Niza fue el capricho de George Wein para solaz de las gentes pudientes-burguesas que acudían a este lugar, y de éste servidor, que ni pudiente, ni burgués, pero sí enamorado del jazz.
 
 
“Fue un instante fugaz e inolvidable en una de esas noches frescas y apetecibles tan características de la Riviera francesa. Aquel que dirigía ahora sus pasos en dirección al piano de cola en mitad del escenario, podría haber sido Earl Hines o cualquier otro. Desde mi lejana localidad el sujeto en cuestión se me aparecía como una figura distante e impersonal. Hasta que ocurrió. Fue posar sus dedos sobre el teclado para que una tormenta de sentimientos encontrados se desatara en mi interior. Mi existencia de precoz aficionado al jazz desfiló ante mis ojos. Pertenezco a la última generación que comenzó el edificio por los cimientos, y antes de escuchar a Cecil Taylor escuchó a Bud Powell, y a Art Tatum y, antes que a ningún otro, a Earl Hines. Y allí estaba, inconfundible, el propio Earl “Fatha” Hines, dando vida a un sonido único; un sonido que me ha acompañado desde mi amanecer como aficionado a ésta música. En un momento en que escuchar jazz en España constituía una quimera al alcance de unos pocos, yo estaba sentado delante de uno de los “Grandes”. El genio en la sombra que alumbró al mejor Armstrong de todos los tiempos, que es decir, el mejor jazz que nunca ha podido ni podrá escucharse. Sin Earl Hines, sin su imaginación desbordante verdaderamente revolucionaria, el jazz no sería el mismo. Mi vida, tampoco”.
Chema García Martínez (“Esto es jazz”. Alianza Editorial. Madrid, 2012)
 
Grande Parade du Jazz. Programa del martes, 11 de julio de 1978. A las 7 pm, el encuentro entre Stan Getz y Bill Evans.
 
De Antibes guardo el recuerdo de mi encuentro con Count Basie, él paseando el puerto del brazo de su señora, yo camino de un refugio entre las piedras de lo que allí llaman “playa”. “Good night, mr. Basie”. No tardarían las cachiporras de los gendarmes en despertarnos de nuestro (en)sueño.
 

La Cote d´Azur, “una tarjeta postal, sin que esto la haga desmerecer”, según dejó escrito mi señor padre en su libro de memorias. La Croisette o La Concha; Cannes o San Sebastián. El jazz en Europa empezó siendo cosa de algunos escogidos.
 
 
Texto y fotos, excepto archivo: Chema García Martínez
 
Para más información, véase "Eubie Blake, una experiencia personal" (publicado en "Jazz y otras hierbas" 5 enero 2009) y "Los paraguas de Aviñón" (publicado 15 de marzo 2009)

2 comentarios:

  1. Como siempre un placer acudir a tu blog. Vinicius era un crack. No sé si conocerás un documental sobre su persona dirigido por Miguel Faria Jr., es una pasada.

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  2. Pues no lo conozco, pero lo buscaré. Muchas gracias por la información. Por cierto que, si no me equivoco, el pasado domingo se cumplió el 100 aniversario del nacimiento del susodicho. Esta semana colgaré las nuevas aventuras de Vinicius, esta vez en París.
    Un abrazo.

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