Mostrando entradas con la etiqueta Marruecos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Marruecos. Mostrar todas las entradas

lunes, 27 de octubre de 2014

HOY EN CUADERNOS DE JAZZ


Mata Hari en versión jazz: Alexis Hightower. Jazzaldia 2011
Foto: José Horna

Bellezas exóticas

Pinchar aquí:

domingo, 15 de septiembre de 2013

Un gran documental (en francés)



 
Gnawa à Marrakech: Malem Barkbou. Le bal des gènies


jueves, 12 de septiembre de 2013

CUADERNOS VIAJEROS: MARRAKECH



Marrakech bajo la lluvia
La ciudad incendiada languidece bajo la fina lluvia de septiembre. Hay un rojo de Marrakech como hay un rojo de Harlem (nada que ver el uno con el otro).

 

Jemaa el Fna: apenas un esquinazo desabrido allá donde la medina pierde su precario nombre. El color lo ponen quienes, día y noche, aquí acuden a ganase el sustento.

Dudosos adivinadores del porvenir, faquires de tres al cuarto, tatuadoras de alheña con el rostro oculto tras el nicab, grupos de ciegos –sus ganancias mancomunadas-; cantamañanas de toda especie, cuentistas y travestidos, encantadores de serpientes quizás sordas, Messi y Cristiano Ronaldo. El sonido del banjo -un viaje de ida y vuelta- junto al canto del muecín, los tambores gnaua y el kiticlán de los crótalos, ciclomotores y asnos, turistas espeluznados ante la cabeza cortada de un bóvido: su mirada vacía. Homilías a gusto del consumidor. El zumo de naranja, las carnes humeantes; las palomas, los monos, las ardillas expuestas al aire de la plaza o enjaulados.
Todos aquí son expertos en el arte de la caza y captura del fotógrafo escurridizo.
 

África ofrece en Jemaa el Fna su imagen más cierta en permanente transformación. La plaza tiene vida propia, dependiendo de la hora y el día, y el mes... hay cosas que no cambian: en Jemaa el Fna todos van o vienen con aparente prisa. Escaleras arriba, el Café Glacier –consumición obligatoria- ofrece una engañosa visión de conjunto, como un mar en calma. El gran teatro del mundo -la gran pantomima- queda ahora muy lejos.
 
A 2 ruedas
 

La medina de Marrakech son mil ciudades interiores compartiendo un mismo espacio.
 

Los vetustos ciclomotores inhábiles para circular en ningún otro lugar compiten con ventaja por el territorio escaso. Hay quien transporta un tubo de PVC de varios metros de largura, quien un bebé embutido entre fardos, quien escucha la radio al tiempo que conduce. Inevitablemente, el motorista acelera la marcha cuando se aproxima a un punto congestionado.
El humo de los tubos de escape envuelve las callejuelas y cuanto las contiene en una nube tóxica impenetrable.
 

Las calles de la medina son un campo de batalla, cuando no una ratonera. Sus recovecos esconden una cadena de mando perfectamente organizada que conduce del “machaca” al “puntero” y al punto de destino. Finalmente, todos los caminos conducen a la tienda de alfombras del tío/sobrino/conocido.
Guiarse por la medina de Marrakech es fácil: sólo hay que seguir el sentido contrario al que se nos indica.
 
Fuera queda el Marrakech très chic de la ville nouvelle donde Carmen Ordóñez se sintió divina de la muerte y Madonna y Brad Pitt juegan al golf. Nadie los ha visto pero, estar, están.


Marrakech bajo la lluvia es un horizonte romo de minaretes y antenas parabólicas bajo un cielo carmesí.

 
Chema García Martínez (texto y fotos)
 
Dedicado a Lúcia. Mi mujer.

lunes, 3 de agosto de 2009

Jazz around the world (III):

.
Fès Jazz Festival. 14 al 16 de noviembre.

“Jazz en la ciudad santa ”

De acuerdo. No es muy normal recorrer la medina Fez siguiendo a una fanfarria macedonia, la Kocani Orkestar, pero así son las cosas en el jazz a fecha de noviembre del 2008. Lo certifica el director del Fès Jazz Festival, hombre de experiencia, que los tiempos del jazz han cambiado, como los otros. Porque es Fez, y es la música que uno esperaría escuchar en cualquier lugar, menos aquí; y es la chavalería que cesa en su caza y captura del incauto guiri para seguir a los balcánicos en su deambular errático por las callejuelas de la ciudad santa. Y sus padres, de chilaba; y sus madres, con hiyab o a pelo. Y las hippies apenas adolescentes en su alto del Marraquech Express para fumarse un canuto y ser folladas y abandonadas por un indígena espabiláo. "Fellini en Marruecos", que sentenció con su habitual tino el colega de La Razón.

¿Jazz en Marruecos? El cronista se abandona a sí mismo en la terraza del café donde todos parecen estar cerrando importantísimos negocios con mirada indolente, y se hablan de una mesa a otra cuando no responden misteriosas llamadas al móvil. ¿A qué venir a Fez a escuchar jazz?.

Una soirée con el amigo Mingus B. Formentor

Uno podría estar aquí para acompañar a Randy Weston en el viaje que Thelonious Monk nunca efectuó. Ni Art Tatum. Ni Fats Waller. El viaje de regreso a la tierra que les vio renacer a todos ellos espiritualmente. Nuestra Santa Madre África. Y es Randy y es el Riad Mnehbi, un sueño de las Mil y Unas Noches en las entrañas de la abigarrada medina fasí. Randy con el mismo sexteto que vengo de escuchar en Buenos Aires, sin Benny Harper, cerrando el círculo que otros abrieron hace mucho tiempo. Tiempo para que “Blue Moses” vuelva a su punto de origen y habite entre nosotros, entre estas cuatro paredes, donde permanecerá aún después de que Randy haya regresado a Nueva York, o a París, para participar en el homenaje a Miriam Makeba. Incluso entonces.

Me lo habían advertido. Escuchar a Randy Weston aquí es distinto a hacerlo en ningún otro lugar del mundo, aunque la música sea la misma, precisamente, porque no lo es.

Tras el concierto, el fornido octogenario recibe a los que acuden a la trasera del escenario a presentarle sus respetos en el que es, seguramente, el backstage más hermoso del mundo. El suyo es un amor correspondido. Randy ama esta tierra y quienes la habitan, le aman a él.


Jam session en el hotel: Abdellah El Gourd (guimbri), TK Blue (saxo alto) & Neil Clarke (percusión)

Luego, que el mismo lugar volverá a vérselas con la música atenuada de Anouar Brahem y su Astrakan Café Trio, Barbaros Erköse, clarinete, y Khaled Yassine, percusión. Música grave, escueta, espaciosa, un destilado de esencias étnicas/anémicas. Brahem y sus acólitos exploran los registros subterráneos de sus instrumentos y solo levantan la voz para la despedida. La sensación de que todo se halla un poco demasiado bajo control. Amén

Uno puede creer que Anouar Brahem y su música es, a la hermosa casa que nos acoge, lo que la hierbabuena al té moruno: lo suyo. Lo que corresponde. Y lo que no: Mike Mainieri & Steps Ahead, tan fuera de lugar en lugar como éste como un pulpo en un garaje ; Y lo que sí : los Hermanos Soussi actuando en el espigado cavedio del Instituto Francés, aún cuando su música se pierda en el marasmo de una fusión primeriza y precaria. Y lo que no, pero como sí: la orquesta Plena Libre en el patio del Museo (Dar) Batha. “Plena Libre por encima”, el lema de la banda, y detrás, el roble milenario que da fama a los jardines del susodicho, y, delante, un gentío moviéndose al son de la Plena puertorriqueña como Dios y Alá les dio a entender. Y qué mejor, y más congruente y surrealista punto final.

El jazz se marcha y llegan Ronaldo y Zidane en una avioneta con bandera española fletada al efecto. Será hasta el año que viene.


fotos: J. M. García Martínez

lunes, 5 de enero de 2009

Jazz around the world

3 cosas que acabo de publicar en "Tomajazz" acerca de...

Festival de Jazz de Buenos Aires (15 a 19 de octubre 2008)
http://www.tomajazz.com/conciertos/2008/11/buenos_aires_2008.htm

El jazz en Flandes
http://www.tomajazz.com/conciertos/2008/11/belgica_2008.htm

Fès Jazz Festival "Jazz in Riads"(14 a 16 noviembre 2008)
http://www.tomajazz.com/conciertos/2008/11/fez_2008.htm