viernes, 16 de junio de 2017


Paulinho da Viola encontra Marisa Monte



2 tímidos muy tímidos


Marisa Monte  canta “Carinhoso”, y no hay más que hablar. Que se pare el mundo, que yo me bajo.

Marisa Monte cantando “Carinhoso” es una cosa para ser escuchada tanto como vista; un asomo al alma inmortal del ser humano de apenas 2 minutos de duración. Y si, encima, está Paulinho da Viola tocando la susodicha (la viola), ya no se diga.

La cosa, que ambos dos astros de la MPB se re-reunieron el pasado fin de semana para hacer lo que les es propio en el re-rebautizado como “Km de Vantagens Hall” de la Barra da Tijuca, en Rio de Janeiro; un local tan acogedor como un hangar de aviación en noche de invierno, 80 reales de taxi desde el centro de la ciudad, salvo que la beautiful tiene el conductor de gorra de plato esperándoles a la puerta para llevarles de vuelta.

El título del espectáculo –“Paulinho da Viola encontra Marisa Monte”- da a entender que lo suyo fue un amor a primera vista, un “pasaba por aquí”, “Vd. primero, señorita”, y no. Resulta que los 2 jilgueros vienen intercambiando miraditas y canciones desde hace 2 décadas, con lo que están hechos el uno a la otra, y la otra al uno. Son lo más parecido a una pareja de hecho, en versión MPB. El personal lo sabe, y abarrotó el recinto por 3 noches consecutivas, a razón de 8.500 espectadores por gala. Total: 25.500 asistentes.

Ella, de rojo y azabache, el vestido vaporoso y el melenón cayéndole hasta los omóplatos; él, en su habitual estilo prêt-à-porter sobrio y elegante. Uno siempre ha tenido a da Viola por un gentleman,  tan discreto, tan de una pieza, dentro como fuera del escenario, con esa manera suya de colocar su voz de medio barítono a modo de colchón vicoelástico sobre el que viene a descansar la seda negra y colorada de su compañera de escenario. En “Paulinho da Viola encontra Marisa Monte”, el sambista lleva a la dama de la mano a su territorio, que es el del samba de los antiguos sambistas tristes y analfabetos, eruditos de a pie de calle que sólo le tienen a él para no caer en el más ignominioso de los olvidos. Con lo que Paulo César Batista de Faria (su verdadero nombre) viene a representar la memoria colectiva de un país desmemoriado, como lo son todos; su consciencia sentimental, dijérase.

Uno le busca defectos a Paulinho Da Viola, y sólo le encuentra uno: lo bajito que habla. Cuestión que no tendría mayor importancia de tratarse de una reunión de amigos, o similar, pero no cuando se habla ante un “Km de Vantagens Hall”, con los camareros y el personal enfrentados en lucha fratricida en pos de la caipirnha perdida, y la niña, que le han entrado ganas, vaya con la niña; y los que aprovechan para transmitir el acontecimiento en streaming vía teléfono móvil, incluyendo comentarios a viva voz… “lo que le pasa es que es tímido”, explica la cantora. “como yo, más o menos”.

Y fue así, como sin querer, que fueron cayendo “Carinhoso”, de Pixinguinha, em version doble, por aquello de su corta duración; y “Para ver as meninas” (“ao meu jeito eu vou fazer um samba sobre o infinito”), y "Roendo as Unhas” (“meu samba não se importa se desapareço, se digo uma mentira sem me arrepender”), composicones lãs 2 del próprio da Viola, música y letra; y la “Samba da Minha Terra”, de Dorival Caymmi, com su rima afilada y cachonda, “quem não gosta de samba bom sujeito não é”, equivalente al “com el paparabapapá, al que no le guste el vino, es um animal”, com que la bilbainada celebra lãs fiestas mayores allá, em el País Vasco; etc.

Con lo que el encuentro interestelar una especie de crónica del desamor por capítulos, con los 2 protagonistas felices y contentos de haberse conocido a pesar de su timidez, y un octeto de afinados instrumentistas secundándoles cual corresponde (entre sus cualidades, la de callar cuando la ocasión lo requería), y su momento tribalista (“Carnavalia”) y su momento Portela, inevitable; y “Carinhoso”, parte 1 y parte 2, que valió por el concierto. Pero eso ya lo he dicho.

Chema García Martínez


Publicado en El País- Brasil


2 comentarios:

  1. ¡Jó. Que parceria!... Esto, acompañado de unos petiscos y un par de caipirinhas, le aleglan la noche a cualquiera...

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