Chema: ya que pones nombres de los grupos, ponlos bien, que menuda publicidad es hablar de un grupo que no existe (si no me equivoco). Ya que hablas tan bien de ellos, al menos que se sepa exactamente quienes son. En cuanto a este grupo, lo que dices no es una sorpresa, ya que si sigues un poco su trayectoria, verás que lo habitual es que toquen tanto o más fuera de España que en nuestro país (aunque eso tendría que confirmarlo con datos exactos). Saludos Pachi Tapiz
Uno está viviendo una de las experiencias más emotivas e intensas de su vida como amante del jazz, acompañando al trío Fly en su gira por España, y de repente me encuentro con esto…
Por partes.
Existe algo que se llaman erratas –los famosos duendes de la imprenta de antaño- que resultan inherentes a la profesión de periodista, como bien sabes, o deberías saber. Las erratas constituyen una servidumbre inevitable de la profesión de la que vivo, y con la que convivo, desde bastante antes de que tú nacieras. Como veo que no dominas el tema, permíteme que te explique que existe el gremio de los correctores, que antes eran seres humanos y ahora es Google y similares, y, aún así, se siguen produciendo erratas y publicándose, a veces por equivocación del redactor, o por su ignorancia (lo que no es el caso, conozco perfectamente el nombre del grupo que descubrí, creo, al mismo tiempo que tú), otras por obra del propio corrector. Cada día se producen cientos de erratas, me atrevería a decir que no hay texto que se publique en cualquier medio que no contenga alguna. Yo las he sufrido y, en algún caso, han dado lugar a situaciones hilarantes. Pero esa es otra historia.
Entre paréntesis: yo no hago “publicidad” de FHE. Ese trabajo le corresponde a nuestro buen amigo César Merino.
Dicho lo cual, voy al siguiente punto: tu comentario acerca de la “sorpresa” que la música de FHE produjo entre la audiencia en Bremen, lo cual sí que me resulta sorprendente. Creo que no hay que ser un lince para entender que, de fronteras arriba, todo lo que venga de nuestro país y no sea flamenco-jazz viniendo no les interesa demasiado y, obviamente, un grupo que interpreta música de Frank Zappa, no entra en las expectativas que un aficionado al jazz en Estonia o en Eslovaquia puede tener del jazz “made in Spain”. Esto, se puede explicar empleando el máximo de palabras posibles, como haríamos para un niño, o condensarlo en una frase que se pretende ingeniosa y suficiente. Uno se empeña en creer que escribe para lectores inteligentes, y casi siempre es así.
Luego hay otro pequeño detalle sin importancia, y es que yo estuve allí (en el concierto de FHE en Bremen) y tú no, salvo que te escondieras detrás de un stand, y, consecuentemente, puede comprobar cual fue esa reacción de (grata) sorpresa del auditorio ante la música del Pricto & co.
Este comentario tuyo y el tono que empleas en el mismo, que no voy a calificar, remueve viejos y cansinos fantasmas que creía muertos y enterrados para siempre. Porque podría contestarte del mismo modo, pero no voy a hacerlo. No es mi estilo ni me considero revestido de ningún poder para hablarle a un compañero del modo en que tú lo haces. Sí te pido, por favor, que no me obligues a decir cosas que no quiero. De verdad que no tengo paciencia para estas cosas. Te lo pido como favor: piénsatelo antes de escribir.
Menos mal que Leonard Feather no pasó por Santander...
ResponderEliminarMenos mal que no pasó por tantos sitios en nuestro país...
ResponderEliminarChema: ya que pones nombres de los grupos, ponlos bien, que menuda publicidad es hablar de un grupo que no existe (si no me equivoco). Ya que hablas tan bien de ellos, al menos que se sepa exactamente quienes son. En cuanto a este grupo, lo que dices no es una sorpresa, ya que si sigues un poco su trayectoria, verás que lo habitual es que toquen tanto o más fuera de España que en nuestro país (aunque eso tendría que confirmarlo con datos exactos).
ResponderEliminarSaludos
Pachi Tapiz
Del cielo al suelo
ResponderEliminarUno está viviendo una de las experiencias más emotivas e intensas de su vida como amante del jazz, acompañando al trío Fly en su gira por España, y de repente me encuentro con esto…
Por partes.
Existe algo que se llaman erratas –los famosos duendes de la imprenta de antaño- que resultan inherentes a la profesión de periodista, como bien sabes, o deberías saber. Las erratas constituyen una servidumbre inevitable de la profesión de la que vivo, y con la que convivo, desde bastante antes de que tú nacieras. Como veo que no dominas el tema, permíteme que te explique que existe el gremio de los correctores, que antes eran seres humanos y ahora es Google y similares, y, aún así, se siguen produciendo erratas y publicándose, a veces por equivocación del redactor, o por su ignorancia (lo que no es el caso, conozco perfectamente el nombre del grupo que descubrí, creo, al mismo tiempo que tú), otras por obra del propio corrector. Cada día se producen cientos de erratas, me atrevería a decir que no hay texto que se publique en cualquier medio que no contenga alguna. Yo las he sufrido y, en algún caso, han dado lugar a situaciones hilarantes. Pero esa es otra historia.
Entre paréntesis: yo no hago “publicidad” de FHE. Ese trabajo le corresponde a nuestro buen amigo César Merino.
Dicho lo cual, voy al siguiente punto: tu comentario acerca de la “sorpresa” que la música de FHE produjo entre la audiencia en Bremen, lo cual sí que me resulta sorprendente. Creo que no hay que ser un lince para entender que, de fronteras arriba, todo lo que venga de nuestro país y no sea flamenco-jazz viniendo no les interesa demasiado y, obviamente, un grupo que interpreta música de Frank Zappa, no entra en las expectativas que un aficionado al jazz en Estonia o en Eslovaquia puede tener del jazz “made in Spain”. Esto, se puede explicar empleando el máximo de palabras posibles, como haríamos para un niño, o condensarlo en una frase que se pretende ingeniosa y suficiente. Uno se empeña en creer que escribe para lectores inteligentes, y casi siempre es así.
Luego hay otro pequeño detalle sin importancia, y es que yo estuve allí (en el concierto de FHE en Bremen) y tú no, salvo que te escondieras detrás de un stand, y, consecuentemente, puede comprobar cual fue esa reacción de (grata) sorpresa del auditorio ante la música del Pricto & co.
Este comentario tuyo y el tono que empleas en el mismo, que no voy a calificar, remueve viejos y cansinos fantasmas que creía muertos y enterrados para siempre. Porque podría contestarte del mismo modo, pero no voy a hacerlo. No es mi estilo ni me considero revestido de ningún poder para hablarle a un compañero del modo en que tú lo haces. Sí te pido, por favor, que no me obligues a decir cosas que no quiero. De verdad que no tengo paciencia para estas cosas. Te lo pido como favor: piénsatelo antes de escribir.
Lecciones, las justas.