Uno se adentra en la exposición, o lo que sea, de Adolfo
Montejo, hipocondríaco y poeta, además de aficionado al jazz, y entiende que éstas cosas han de contemplarse en soledad y sin
compañía de ningún otro ser viviente.
Cualquier espectador que no sea uno debe ser expulsado
inmediatamente, por la fuerza, incluso.
Un cartel a la puerta hace saber que la entrada a la
exposición es libre, lo que muy bien pudiera tomarse por un cierto poema visual
que, por las razones que sean, no cupo en la muestra.
¿Qué cosa es la poesía visual?.
Nadie lo sabe, menos Brossa y Adolfo Montejo. Por eso, ellos dos son tan
importantes.
La exposición, o lo que sea, de Adolfo Montejo, no está
concebida para contemplarse en presente, sino para ser recordada. La poesía
objetual (palabra invisible en cuanto que inexistente para la RAE ) de AM se ve de cuanto más
lejos, mejor (min. 750
metros de distancia).
El poema, en Adolfo Montejo, es la propia mirada del
espectador. ¿Acaso hay algún poema que no exista en nuestro interior?. ¿Hay
músico alguno que haya tocado una sola nota que no escuchara previamente en su
entraña?.
Una habitación desvaída, unos objetos cargados de
significado- material simbólico de largo alcance- dispuestos a la poética
manera y, en primer plano, un cartel: “!cuidado con el poema!. Muerde”.
Adolfo Montejo está afectado por el mal de la poesía que
deforma la “realidad” e impone una visión arbitraria de la misma. La suya es
una mente seriamente enferma. A fecha de hoy, no se ha descubierto remedio para
la enfermedad.
La columna de libros adosada la
pared blanca y, en medio, Brossa, lógicamente del revés.
La palabra impresa en
Adolfo Montejo es objeto y es recuerdo, palabra en sí misma (que no precisa de
ser leída), significado y significante, sístole y diástole, símbolo y mito, por
no hablar de lo bien que van a quedar en la estantería del salón, ¿no es
cierto, cariño?.
Retazos de papel timbrado sin valor en el mercado, vestigios
poéticos del capitalismo blanqueado tal cual fue concebido, hoy cadáveres reducidos
a su esencia; papel, tinta, sombras de una huella; el paso del tiempo.
En el poemario conceptual de
Adolfo Montejo, la denuncia está hecha de plástico de colores y papel de
calendario, trenes de juguete y pinzas de la ropa. El poeta reclama su lugar en
el mundo. Hay otra realidad –la de los paraísos fiscales y el FMI, a la que se
hace alusión en la exposición-, pero no es poética.
"Primera obligación de un día, resucitar"
"La casa estaba llena de relojes para ganar tiempo al tiempo"
"A eternidade perdida, naufragada no tempo"
A un lado, una estela
con el lema “acceso restringido”,
metáfora fortuita,
da alas a la imaginación del visitante.
Imágenes fuera de foco y del mundo. La ¿realidad? reflejada en un perfil acuoso o “lunário” (homenaje a Li-Po). “Fotocaligrafías”, las llama AM. Como el cine de Friedrich Wilhelm Murnau, la poesía “lunaria” de AM es imprecisa, o indolente, y hay una voz levemente intranquilizadora que parece ser una niña que suplica nuestra ayuda desde el más allá (el techo), o puede que nos esté dando la bienvenida, vaya Vd. a saber.
Nos ciega la luz invisible del atardecer líquido, el
silencio clamoroso de los poemas sólidos. Ahora estamos inhabilitados para
escuchar cualquier otro silencio que no sea ese.
Adolfo Montejo Navas “Poética & Sinais”
Antología poética 2000/2013
Oi Futuro Ipanema
Rio de Janeiro, rua Visconde de Pirajá, 54
Rio de Janeiro, rua Visconde de Pirajá, 54
NOTA ACLARATORIA. Acaso todo lo que ha leído el lector, valga la redundancia, tenga poco que ver con el “auténtico” Adolfo Montejo, de haberlo, ni con su obra. No soy crítico de arte, ni pretendo pasar por ello. Lo expresado procede de mis notas a la exposición, o lo que sea, tal cual fueron concebidas durante mi visita a la misma, de forma espontánea, y sin apenas añadidos. Parafraseando a Groucho Marx, éstas son mis conclusiones inquebrantables, y si no le gusta al lector, tengo otras.
Fotos: JMGM
Pues a mí me parece interesante, y tampoco soy crítico de arte, ni crítico de nada. Seguro que eso ayuda a no tener criterios previos.
ResponderEliminarUno se acerca con reverencia y temor a éste tipo de propuestas. personalmente, todo esto me seduce y hace que me sienta vivo, aparte de que Adolfo es un tipo extraordinario, créeme. Él y yo llevamos algunos años planeando algún tipo de colaboración con el jazz como fondo. Todavía tengo pendiente publicar sus estupendos poemas dedicados a los grandes del jazz.
ResponderEliminarPermanecemos a la espera.
ResponderEliminarSiendo como somos los dos, la cosa va para largo, pero seguro que terminaremos haciéndolo. Mientras tanto, te envío un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGrande Chema, y grande Adolfo. Un saludo a los dos desde Colombia.
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