Ayud Jazz Quartet
Foto: Rafael Roa
Foto: Rafael Roa
El jazz ya no nos pertenece,
dicen los americanos, aunque sin mucho convencimiento, y repiten los
compiladores en sus manuales que nadie lee. El jazz, proclaman los mismos, se
ha vuelto universal, y ecuménico, hasta cósmico, y como prueba, el que no hay
lugar en el mundo en donde no haya quien toque ésta música o quien la escuche,
ya puede ser Tegucigalpa como Kuala Lumpur o Johannesburgo. Todo esto está muy
bien pero, para mí, que el jazz es universal lo prueba mejor que nada el que
haya jazz en Calatayud. ¿Necesita el lector mejor ejemplo de la universalidad
del jazz?.
Tocar jazz en Calatayud, patria de La Dolores , muerta por una
copla y la infamia, no es moco de pavo. Hace falta coraje, y espíritu de
sacrificio y, mucho, mucho amor por el jazz. Nadie tiene más mérito que el que
pretende tocar jazz en Calatayud.
Los miembros del Ayud Jazz Quartet –Alejandro Doñágueda,
saxo tenor; Israel Gonxzález, piano; Miguel Viejo, contrabajo; José Carlos
Torres, batería- se metieron en el cuerpo los 231 kilómetros que
separan la antigua Bílbilis de la capital del Estado con el sólo propósito de dar
rienda suelta a sus instintos de jazzistas. No tienen muchas ocasiones de
hacerlo y tampoco esperan recompensa alguna fuera del aplauso del respetable.
Demás está decirlo: ninguno vive de esto. Con esto que están aquí porque
quieren y les da la gana, y deberán irse de vuelta al término del concierto sin
dilación, que mañana hay que fichar.
Lo admito: acudí a escucharles al
segundo Festival Jazz en la
Besteiro con una cierta prevención. Mira por donde, terminé
disfrutando cual cosaco con sus versiones en absoluto acomodaticias de los
clásicos aderezadas aquí y allá con las correspondientes muestra del genio
compositivo de los integrantes del cuarteto. Con esto que los bilbilitanos le
tocan a Charlie Parker, Benny Golson, Lee Morgan y Clifford Brown –puede
deducir el lector por dónde van los tiros- y, de cuando en cuando, se sueltan
una crónica de desamor de propia autoría tal cual “La conocí en el Minibar”,
con la aludida en el título de cuerpo presente en la sala (porque hay desamores
que no matan).
Por si alguien lo duda, los
verdaderos héroes del jazz, hoy, viven en Calatayud, y en Mondoñedo; en la Almunia de Doña Godina y
en Arcos de la Frontera. Otrosí
digo: si el jazz, en 2013, existe, y es universal, y cósmico, y todo lo que se
quiera, es porque existe el Ayud Jazz Quartet.
Amén
Chema García Martínez
Pues tienes más razón que un santo y además me alegro como aragonesa emigrada en patera por el Ebro a Cataluña :))
ResponderEliminarMe hice aficionada al jazz en mi juventud con pequeños grupos que había en Zaragoza... y nunca he abandonado esa afición.
Buena semana!!
Curioso, porque hay quién me ha discutido en Facebook lo de la universalidad del jazz, pienso que, quizás, no han entendido lo que quería decir, o no he sido lo suficientemente claro. En cualquier caso, me encanta que sigas enganchada al jazz en Zaragoza, en Barcelona, o donde sea.
ResponderEliminarBuena semana para ti.