miércoles, 30 de marzo de 2011

CITAS CÉLEBRES: PLATÓN


"Cualquier innovación musical es peligrosa para el Estado y debería ser prohibida"

Platón

sábado, 26 de marzo de 2011

EL EXPERIMENTO DEL DR. IYER


Hoy en El País

Chema García Martínez:

El experimento del meticuloso Dr. Iyer

viernes, 25 de marzo de 2011

DOS CONTRA EL MUNDO


Para Joshua Edelman –piano- y Steve Turre –trombón de varas y conchas marinas- la palabra “jazz” no está necesariamente unida a otra palabra: “aburrimiento”. “El jazz, “apunta Edelman, “no es nada misterioso, ni raro”. El destino y la invitación cursada a ambos para tocar en el Festival de Jazz de Madrid les unió en el año 2005. Cinco años después, el Café Central de la plaza del Ángel les ha vuelto a reunir para una semana de conciertos de alto voltaje que concluirá, si nada lo remedia, el próximo domingo, 27. “No he hecho el camino desde Nueva York para nada”, “amenaza” Turre. Por si queda alguna duda, “Las luces de Bertendona”, un blues a la usanza “Messengers”-Art Blakey, con el que Edelman rinde homenaje al barrio bilbaíno donde ha instalado sus reales, pone las cosas en su sitio y al espectador en su lugar. Estos van en serio. “Es que la música es una cosa muy seria”, apunta el trombonista que alguna vez tocó con Ray Charles y con Dizzy Gillespie. Aquí, se le vio acompañando al legendario Woody Shaw y, desde entonces, que se le viene siguiendo la pista. Steve Turre no es alguien que pueda pasar desapercibido fácilmente.


En cuanto a Joshua Edelman, señalar que la sala no le es extraña. Aquí grabó sus 2 últimos discos y aquí vuelve en cuanto puede y le dejan, con el permiso de la autoridad competente, sabida es la maña que se les da a nuestros mandamases cerrando bares, qué lugares. De su paso por Madrid queda su recuerdo a la calle del Rosario, título de una de sus composiciones más celebradas, con la que se cierra el primer pase. El Latin Jazz está aquí para quedarse y de eso sabe mucho nuestro protagonista que incluso ha escrito un método sobre el asunto. Otro tema, “Contrapunto”, da pie a los protagonistas de la noche para recordar al fallecido trombonista cubano Juan Pablo Torres, quien terminaba de dejar este mundo cuando ambos se encontraron. La música del autor de la “Ensalada de mambo” siempre está presentes en los recitales de ambos. La suya y la de Tito Puente -“Puente of soul”-, Chucho Valdés –“Claudia”-…


Pero no son sólo ellos dos. Si el lector decide pasarse un día por el garito de la plaza de Sant Ana durante estos días, y es muy aconsejable que lo haga, podrá escuchar a un puñado de intérpretes cubanos de primera categoría dentro del apartado jazzístico-latino. Manuel Machado, trompeta; Yelsy Heredia, al contrabajo –con disco propio para Cigala Music-; y Moisés Porro, a la batería, forman una unidad de destino en lo musical de una competencia y una versatilidad difícilmente comparables. Los estándares –“Just friends”-, los bordan, y cuando el asunto se va hacia lo afrocubano, echan hispas.

Edelman-Turre recuperan la sana costumbre ya perdida de terminar con un blues: “Ray´s Collard greens” (dícese por la berza de uso extendiddo en la dieta afronorteamericana) da pie a Turre para lucirse con su media docena de conchas marinas interpretadas sucesivamente y de dos en dos, “a la Rahsaan Roland Kirk”.

“Bright Moments”

Chema García Martínez


Jazz para el fin de semana


- viernes: Vijay Iyer y Juan Camacho en el C. M. San Juan; Yuri Honing, en la Fundación Carlos de Amberes; Sinikka Langeland en el Museo Reina Sofía.

- sábado: Romane Trio y Bob Sands Big Band "Homenaje a Frank Sinatra" en la sala Joy Eslava; Blas Rivera y Tito Cartechini en Clamores.

-domingo: Trombone Shorty en el San Juan; Wallace Rooney en Clamores.

viernes, 18 de marzo de 2011

BELLEZA ROBADA


Belleza robada

de mi cuaderno de notas durante un concierto de Aki Takase-"La Planète Quartet"


- Recuerdo de otros tiempos. Durante décadas se nos ha hurtado la posibilidad de escuchar esta música. Europa, entonces, terminaba realmente en los Pirineos. Michel Portal, Willem Breuker, Von Schlippenbach… leíamos sus nombres en Jazz Magazine sabiendo que, quizá, nunca los escucharíamos.

- Me cuesta reconocer a Aki Takase tras su paso por Sigüenza –una música agreste, árida- en diciembre. Su música –la que tocó en el San Juan Evangelista el sábado 5 del mes en curso- sugiere un mundo estructuras mecánicas de una belleza reconocible y singular. Para todos los públicos.

- Louis Sclavis: un solo, una nota (“uma nota só”). Esto –la “respiración circular”- lo llevan haciendo por siglos los oboítas enlas estrepas mongolas. Junto a Sclavis, otro viejo amigo, Carlos Zingaro, de cuando Llorenç Barber organizaba los muy memorables -y muy recordados por quienes tuvimos la fortuna de asistir a los mismos- Festivales de la Libre Expresión Sonora en la facultad de Filosofía B de la Complutense . Otros tiempos…

- Toda la música de Aki Takase-“La Planète Quartet” está construida en torno al ritmo (una variedad rítmica fascinante). El resultado es, sencillamente, deslumbrante. El mejor concierto -de ¿jazz?- que uno ha presenciado en mucho tiempo. Después de algo así, la música de Lionel Loueke suena totalmente fuera de lugar. Absurda.

- Me cuentan que quieren vender el Johnny (véase entrada correspondiente). Nos robaron la música y nos quieren robar el alma. Es posible que el San Juan Evangelista no sea el edificio más bonito del mundo pero hay cosas que van más allá de las apariencias. Solo hace falta saber -y querer- verlas.


Esta noche (21:00 h., 15 €)

Cecilia Krull Quintet + Tarbaby (Oliver Lake saxo; Ambrose Akinmusire trompeta; Orrin Evans piano; Eric Revis contrabajo; Nasheet Waits batería).

jueves, 17 de marzo de 2011

TODO LO QUE QUISE DECIR SOBRE MICKY...

foto: C. G.

Todo lo que quise decir sobre Micky y no pude porque Micky no me dejó (*)

A uno no le llaman todos los días para presentar en conferencia –acudo al término demasiado convencional para describir lo que pudimos vivir en Espacio Bop el jueves, 10 de marzo- a Micky, alias Miguel Ángel Carreño Schmelter. Una idea –la de servidor presentando al legendario “Hombre de Goma”- lo suficientemente disparatada como para seducirme totalmente y sin remedio (**). Y es que uno es un Hombre de Goma frustrado. Desde que, siendo niño, me llevaron a ver “Megatón Ye-Ye”. Desde entonces que quiero ser el Hombre de Goma en lugar del Hombre de Goma.

Uno, por entonces, caía rendidamente enamorado de cualquier cosa con faldas y mirada lánguida que desfilara antes mis infantiles pupilas por la gran pantalla. La lista de mis novias cinematográficas es extensa y, vista a ojos de hoy, un tanto desconcertante. Hasta que llegó “Megatón Ye-Ye”, año de gracia de 1965. Ahí cambió la cosa. Ahí me hice mayor.

Para mi sorpresa, pude comprobar que no me importaba que Mochi –el “prota”- terminara llevándose a la chica, ni que Micky –su contrapartida- no se comiera una rosca. Bueno, María José Goyanes no era mi tipo (lo siento, María José) y Micky era, definitivamente, mucho más divertido. A su lado, Mochi resultaba un pasmado con un pésimo gusto musical. Yo quería ser Micky y punto.

Vi “Megatón Ye-ye” un millón de veces, aproximadamente; mi “peli” favorita hasta que llegó “Los chicos con las chicas” (“Los chicos del Preu” resultaba un poco ñoña para mi gusto). Y allá me iba con los amiguetes por las calles de Argüelles, mi barrio, cantando “I´m over”, “Ya no estás”, “Sha-la”… “!vamos chicas!”. Y las chicas, claro, no venían.

La cosa, que yo era un mocoso sujeto a las limitaciones propias de mi condición –maldición, más bien- de “hermano pequeño”. El último en sentarse a la mesa y el primero en ser expulsado de los guateques que organizaban mis hermanas mayores en cuanto la cosa se ponía interesante. Como venganza, los de la panda nos montábamos nuestros propios fiestorros con los pocos discos de 45 rpm. que sustraíamos subrepticiamente del estante correspondiente –un repertorio variopinto que incluía a los Beatles, Raphael, Tom Jones y Adamo- y las todavía más escasas chicas a las que traíamos engañadas, unas estrechas, pero no teníamos dónde elegir. “Aguantoformo”. Por no hablar de su muy escaso gusto, el de las chicas, que ni mis exhibiciones atléticas de “Hombre de Goma” las enternecían en lo más mínimo. En una de aquellas bacanales, terminé haciendo cabriolas subido al respaldo de un butacón hasta que el mueble cedió proporcionándome la oportunidad de comprobar la fragilidad de mis huesos que, definitivamente, no eran de goma. Pero ni aún hallándome postrado en la casa de socorro en la que fui atendido de fracturas varias y un par de dientes rotos flaqueó mi ánimo, Mi fidelidad a Micky estaba más allá de un pequeño accidente doméstico, por más que mi reputación como Hombre de Goma hubiera terminado como yo mismo: por los suelos.

Pasado el tiempo, algunos siguen siendo de goma a los casi setenta tacos; otros hemos terminado en crítico de jazz, quien nos lo iba a decir. Me contento con alimentar un sentimiento enfermizo de frustración y envidia cuando veo al cantor-contorsionista llegándose al escenario en Vespa -tiempos de un Madrid pre-gallardónico- y con pelucón; tal cual, el que utilizó Carrillo para entrar de tapadillo en el país (en
http://www.youtube.com/watch?v=1_c_OtgN3og). Vale la pena echarle un vistazo a los comentarios que ha colgado el personal, la mitad de ellos en inglés, gente que se asombra de que hubiera Rock & Roll con Franco. Sabrán ellos.

En el espacio virtual de la Red de Redes, Micky –“nuestro” Micky- compite por los primeros puestos en Google con el “otro” Micky de voz estridente y orejas como antenas parabólicas, el Micky de los dibujos animados, con ventaja para el primero. Entre nosotros: no hay color.

Me asusto de los taxis,
me dan miedo las viejecitas,
me gustan los marcianos,
no me gustan las excursiones...
(“Megatón Ye-ye”)

(*) Pero uno sabe a lo que se arriesga cuando se le invita a presentar a alguien como Micky

(**) Gracias le sean dadas a Lorenzo Alonso, “factotum” de la sala, por la invitación.

miércoles, 16 de marzo de 2011

AZAR, CAOS Y CHARLES TRÉNET



La teoría de las estructuras disipativas, conocida también como teoría del caos, tiene como principal representante al químico belga Ilya Prigogine, y plantea que el mundo no sigue estrictamente el modelo del reloj, previsible y determinado, sino que tiene aspectos caóticos. El observador no es quien crea la inestabilidad o la imprevisibilidad con su ignorancia: ellas existen de por sí, y un ejemplo típico el clima.
Pablo Cazau, Antroposmoderno


La inclemencia de la naturaleza movió los cimientos de la sociedad nipona educada para actuar frente a un terremoto. Nadie pudo prever que durante dos minutos la tierra se iba a mover con una intensidad de 8,9 grados de magnitud.
El Universal, Sábado 12 de marzo de 2011. 12:00 AM



Recorro la ciudad en mi moto. Es de noche, hace frío -demasiado, para la época del año-, llueve. Apenas me cruzo con otros vehículos. Desde hace unos días me sobrevuela la melodía de Charles Trénet, “Que reste-t-il de nos amours?", que asocio a los momentos de soledad y melancolía. Por algún motivo, me gustan las canciones tristes y melancólicas. Mi preferida últimamente es “For all we know” (José James - Jef Neve, Keith Jarrett – Charlie Haden, aunque mi preferida sigue siendo la versión de Art Blakey con Bluesiana Triangle). Me gusta sentirme melancólico, aunque no tengo motivos para ello.


Azar (Del ár. hisp. *azzahr, y este del ár. zahr, dado1, literalmente 'flores').
1. m. Casualidad, caso fortuito.
Diccionario de la Lengua Española - Vigésima segunda edición


Martes 15. Lo primero que oigo de Eva Cortés & Pepe Rivero Trío a mi llegada a Clamores Jazz: “Que reste-t-il de nos amours?" (incluida en su anterior disco, “El mar de mi vida”). ¿Coincidencia?.

Miércoles 16. Acudo a la residencia del embajador de la República francesa para asistir a la presentación en sociedad del nuevo disco de Javier Elorrieta, “Boheme. El amor perdido”, un repaso a los éxitos de la “Chanson” en clave de jazz (con Domingo Sánchez, piano; Marcelo Peralta, saxos; Larry Martin, batería, y Richie Ferrer, contrabajo). Un repaso apresurado a los créditos me conduce -¿inevitablemente?- a “Que reste-t-il de nos amours?", que abre el disco.

Hace tiempo que ya no creo en las coincidencias.

Dedicado a Cristina, 36 años después.