martes, 17 de marzo de 2009

Pat Metheny: “yo toco jazz”


Pregunta: debo ser uno de los pocos que sobrevivimos al frío de su primer concierto en Madrid.

Respuesta: aquella vez... ¡hacía tantísimo frío!. Era el año ochenta y tres, lo recuerdo muy bien, primero, porque aquel lugar estaba absolutamente congelado, un pabellón deportivo o algo así, era como tocar en el Polo Norte, y, además, porque Lyle (Mays) estaba muy, pero que muy enfermo. Creo que fue la ocasión en que ha estado más enfermo en su vida, no debería haber tocado. Veníamos de no sé donde viajando durante doce o quince horas...

Pregunta: horas de autobús en alegre camaradería...

Respuesta: de eso nada, ¡pero si no nos daba ni para autobuses!. Eramos cuatro individuos metidos en un coche. Tenga en cuenta que aquello fue muy al comienzo, eran nuestros primeros conciertos no solo en Madrid sino en otros muchos lugares.

Pregunta: comienzos románticos en cualquier caso...

Respuesta: bueno, yo diría más bien que esenciales o inevitables, porque no teníamos otra posibilidad. Románticos o no, si queríamos abrirnos paso, este era el modo de hacerlo.

Pregunta: sabe que muchos aficionados al jazz dicen que su música no es jazz, que es otra cosa... necesito una definición para lo que toca.

Respuesta: pues, por lo que a mí respecta, no necesito ninguna definición. Pienso en la música como en una realidad única y muy poderosa. La realidad de la música tal y como yo la concibo no tiene nada que ver con el sentido de la estratificación artificial, lo que parece ser una parte esencial de la naturaleza humana, como si la gente necesitara acceder a un organigrama antes de disfrutar de cualquier cosa.

En términos de la realidad de la música concebida como un fenómeno global, me basta con entender cómo funcionan los acordes y los ritmos y, por lo que a mí respecta, el argumento que lleva a crear estas divisiones y subdivisiones nunca ha sido necesario. Dicho esto, si me pregunta qué toco, mi respuesta es: yo toco jazz. El centro gravitatorio de todo lo que hago está en la improvisación y, el término “jazz”, la mayoría de la gente lo asocia con un género de música cuyo objetivo es definir la personalidad del músico utilizando la improvisación. Ahora bien, tengo que añadir que mi sentimiento acerca del jazz y la tradición del jazz es un poco diferente al de la gente que está situada a mi derecha, visto desde el espectro político del jazz.

Pienso que el jazz siempre ha sido un componente del espectro cultural popular y no pertenece al de la música clásica. Para mí el jazz es música de la calle, es música “folk”; es una música que facilita el que cualquiera pueda expresarse en su vida cotidiana, en el día a día. El músico de jazz tiende un puente a la improvisación y mantiene una relación de dependencia con ella. Mira lo que ocurre a su alrededor y se plantea transmitir los elementos de su cultura a través de algo que con frecuencia resulta muy sofisticado desde el punto de vista musical.

Para mí, un elemento esencial del jazz es el de vivir el momento y el tiempo en que se produce. No hay un solo momento en la historia en que el jazz haya tenido un impacto en los “media” y los músicos hayan estado mirando al pasado o demasiado pendientes de los periodos previos. Naturalmente, siempre ha habido músicos que se han limitado a reproducir lo anterior, pero para mí no representan los elementos significativos o de ruptura. Los esfuerzos de esos músicos de los que hablo han estado dirigidos más bien a reconstruir algo muy específico, a atraer a la atención del público hacia otros músicos determinados o a rescatar a algún pionero. Para mí, si el jazz es algo, un verbo, un proceso, una forma de pensar y de ser, no un imperativo ni una condición, ahí es donde difiero con la idea de convertir el jazz en algo parecido a la música barroca: “debe tener esto y esto y si no tiene estas cosas no es jazz”. Eso enlaza con la controversia básica acerca de lo que es el jazz.

Pregunta: habla de Wynton Marsalis, naturalmente.

Respuesta: no específicamente, pero ya que habla de Wynton, le diré que me gusta más cuando toca en su propio estilo, como el pasado año, con Jeff Watts. Me encantó aquello. Pero, siendo honesto, entre mis contemporáneos y los músicos con los que me muevo y acudo a escuchar, se le valora más como figura política que por su impacto musical. En realidad, no tengo una opinión muy determinada en un sentido ni en el otro, porque no me afecta demasiado. Los músicos que despiertan mi curiosidad son los que han alcanzado una forma de expresión propia, los que tienen su mundo particular, personalmente, me siento mucho más próximo a los esfuerzos de Branford (Marsalis) para encontrarse a sí mismo a través de la improvisación. Pero hablando en términos genéricos, brindo mi apoyo a cualquiera que trate de hacer algo, no importa qué cosa, porque es muy duro tocar bien, crear un ideal para tu propia música, ser capaz de manifestarte de un modo propio y que cualquiera pueda escucharlo y reconocerte. Puede ser Wynton o John Zorn o quien quiera que sea, incluso aunque yo no esté en el mismo espectro político, lo apoyo. A todos les digo: ¡adelante!.

Pregunta: en http://www.patmetenhygroup.com/ cita entre sus discos favoritos “Smokin´”, de Wes Montgomery y Wynton Kelly. Una elección de lo más curiosa, me parece.

Respuesta: pienso que los músicos tocan de un modo para sí mismos y de otro muy distinto cuando se juntan con otros. Además, existen ciertas combinaciones en que los individuos se ven forzados a adaptarse unos a otros. En este sentido, aquella sesión y aquella banda constituye el modelo perfecto de una adaptación resuelta con éxito desde todos los puntos de vista. Wynton Kelly era un músico muy activo, un compositor y un intérprete de lo más bullicioso, pero Wes también era muy activo, y, en algunos sentidos, esto te llevaría a pensar en un conflicto intrínseco entre ambos. Pero, además, está el asunto del piano y la guitarra, lo que siempre ha sido una combinación difícil con tendencia a marrar, y que exige un tipo muy particular de empatía entre los dos intérpretes. De eso es de lo que hablo. Pienso que Wes y Wynton fueron capaces de mantener sus identidades personales sin merma y a un mismo tiempo, encontraron una solución para los problemas muy precisos que se les plantearon desde el punto de vista sonoro, armónico y muchos otros derivados de reunir un piano y una guitarra.

Pregunta: me va Vd. a decir que lo de ellos es parecido a lo de Vd. y Lyle Mays.

Respuesta: es totalmente distinto porque, la mayor parte del tiempo, cuando escribo música, utilizo el piano, pienso en términos de pianista. Y, del otro lado, Lyle no solo es un gran guitarrista sino que entiende la guitarra mejor que ninguno de los pianistas que me he encontrado nunca. Cuando trabajamos juntos como cuando lo hacemos por separado, pensamos en la música y en las armonías en términos orquestales, casi conceptuales. Nada del papel tradicional del piano y la guitarra. Desde un primer momento estuvimos por encima de eso. Yo usaba todo tipo de guitarras extrañas, afinadas cada una a su modo, él tocaba un catálogo enorme de teclados dependiendo de la ocasión. Nunca hemos funcionado como si debiéramos alcanzar un punto intermedio entre nuestros instrumentos en el sentido tradicional. Esa fue una de las ideas fundacionales de la banda, ir más allá del papel “guitarra-piano” y ver qué podíamos hacer y cómo podíamos hacerlo, y tirar para adelante.

Pregunta: vuelvo a http://www.patmethenygroup.com/. Los “Internatutas” le preguntan por sus gustos, por este músico o aquel otro. La consecuencia que he sacado es que conoce todo y le gusta todo.

Respuesta: soy un “fan”. Me hice músico porque amaba la música. Incluso ahora, cuando toco, pienso más como un “fan” que como un intérprete, en algún sentido. Me figuro que estoy escuchando lo que toco y el “fan” dentro de mí me pregunta qué querría escuchar a continuación si estuviera escuchando lo que estoy haciendo, y trato de tocarlo. Siempre desde el punto de vista del que escucha.

Pregunta: por gustarle, le gustan James Taylor y Joni Mitchell como guitarristas.

Respuesta: por supuesto. Son dos guitarristas muy interesantes.

Pregunta: pero es que le gusta absolutamente todo.

Respuesta: de la gente que no me gusta no escribo.

Pregunta: a lo mejor Albert Ayler es uno de esos. Lo digo porque a la pregunta sobre su opinión en torno a él responde con evasivas.

Respuesta: ¡no, no, Albert Ayler me encanta!. Absolutamente. Sus discos en trío, sobre todo los que hizo con Peacock, me influyeron mucho en el modo en cómo debe tocarse en ese formato. No recuerdo exactamente el contexto, pero aún ahora me sigue arrebatando sobre todo la energía de su música. Para mí, Albert Ayler fue un predecesor de Jimi Hendrix.

Pregunta: no nos va a decir quién NO le gusta

Respuesta: no... quizás

Pista del Pabellón Antonio Magariños del club Estudiantes, escenario del primer concierto del PMG en Madrid

Pregunta: su proyecto de tocar con Miles Davis: hablaron, iba en serio...

Respuesta: oh, sí. Hablar, hablamos, pero no llegamos a concretar nada, era siempre “algún día tenemos que hacer algo juntos”, conversaciones de ese tipo. Dimos un montón de conciertos juntos, su banda y la mía. De hecho, pienso que fue durante su último concierto, o uno de los últimos, en Roma, un mes antes de que muriera, tocamos mi banda y la suya y nos vimos antes del espectáculo. Yo le dije, “¿cómo te va?”, y fue él quien me dijo: “tenemos que hacer algo” (le imita). Nunca hubiera pensado que iba a “dejar la ciudad” tan pronto.

Pregunta: habla mucho y bien de Brad Melhdau pero también de Jorge Rossy, su batería.

Respuesta: esta bien que saque el tema porque Jorge es el mejor representante que tienen en el mundo del jazz ahora mismo. Está ahí, “en el ajo”, y está haciendo algo realmente especial. Es un batería muy importante y esa banda es una de las más significativas de cuantas han surgido en mucho tiempo.

Pregunta: más devociones: Tony Williams. Una gran batería y todo un carácter.

Respuesta: oh, sí que era muy particular. Pero yo le quería mucho. Le traté durante mucho, mucho tiempo, él fue una de las razones por las que me convertí en músico. Mi primer disco de jazz, el que lo cambió todo para mí, fue “Four & More” (1964). Mi hermano mayor lo llevó a casa cuando yo tenía once años, puede que doce, y trastocó totalmente mi vida. El son del címbalo derecho de Tony ha sido siempre un modelo para mí, y no hablo solo desde el punto de vista de la batería. Mas tarde tuve la oportunidad de entablar contacto con él y lo mantuvimos a lo largo de los años, hasta su muerte. Como sabe, grabamos un disco después de un proceso que nos llevó mucho tiempo hablando, mayormente. Era un tipo estupendo y le echo de menos todos los días.

Pregunta: Tony Williams, Roy Haynes, ya solo le falta Elvin Jones (*)...

Respuesta: ya toqué con Elvin hace un par de años, un par de temas en el disco de Michael Brecker, “Time is of the Essence”. Además, el disco incluye una composición que escribí para Elvin titulada “Timeline” en la que incluí algunas de las cosas típicas suyas.

Tocar con él fue algo increíble. Mi sensación era la de muy parecida a la que sentí al lado de McCoy (Tyner), con quien he tocado en diversas ocasiones a lo largo de los años. Ambos son figuras asombrosas y músicos increíbles, con una gran personalidad y todo lo demás, pero también son dos de los mejores acompañantes con los que nunca he tenido la oportunidad de tocar, sobre todo en términos de cómo responden.

Cuando tocas una frase, la forma en que te responden o en que no te responden, te inspira o no lo hace o sientes que está bien pero que “esto va a resultar más duro de lo que creía”. Sin embargo, con ambos fue todo muy fácil, tenía la sensación de que la menor cosa que yo hiciera tenía inmediatamente la respuesta por parte de ellos. Es lo mismo que pasa cuando se toca con Roy (Haynes). Aquella generación, la costumbre que tenían de tocar con otra gente, era una parte esencial de quiénes eran. Cuando tocas una balada junto a Roy, puedes escuchar todos los años que pasó acompañando a Sarah Vaughan. Lo mismo con Gary Burton, otro acompañante asombroso. Es todo un arte, el dar soporte, arropar y ayudar a contar una historia. Se habla mucho de esto, pero no resulta tan obvio ni tan fácil como pudiera parecer cuando lo escuchas. Desde luego que me quedé con las ganas de hacer algo más con Elvin, hemos hablado en un par de ocasiones desde entonces, solo que no he encontrado el momento. No obstante confío en que ocurrirá, más tarde o más temprano, pero ocurrirá.

Pregunta: hay un refrán español que dice: “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Lo digo por otro de sus proyectos de colaboración que quedó frustrado, con Astor Piazzolla.

Respuesta: sí, y otro con Joe Henderson. Estuvimos hablando de hacer algo, pasaron los años, seis, siete, ocho años, lo teníamos todo planeado y... la próxima vez diré: “!ahora!”. No me volverá a pasar. Cuánto siento el haber perdido la oportunidad de hacer algo con Astor y Joe, sobre todo porque no sé de nadie que se parezca a ellos ni de lejos.

Pregunta: con quién sí tocó fue con Atila Zoller, que fue su maestro y uno de los grandes intérpretes de jazz que los aficionados se empeñan en ignorar.

Respuesta: en muchos sentidos, es la verdad. En total, pasé cinco días con él cuando yo tenía catorce años y alrededor de una semana a los dieciséis, en Nueva York, y eso fue todo. Como profesor, era muy estimulante, te estaba constantemente animando, pero a la vez era, no diría que crítico, pero sí alguien que decía lo que pensaba realmente. Yo lo sabía y me esforzaba para no equivocarme porque, si lo hacía, él me lo iba a señalar. Siempre valoré su honestidad y la pureza de su concepción de la música. ¿Conoció a Atila?

Pregunta: sí, en Alicante, durante una gira bastante pintoresca, no sé si la única que ofreció en España.

Respuesta: era un personaje asombroso, un tipo increíble.

Pregunta: habiéndose criado en una ciudad tan musical como Kansas City, no sé si tendrá Vd. una nómina de “héroes ignorados del jazz” locales que no alcanzaron la gloria por las circunstancias.

Respuesta: hay muchísimos músicos desconocidos pero no solo en KC sino en todo el mundo, por muy diversos motivos. Puede que se hayan casado y tenido hijos, o que sean demasiado jóvenes o lo que sea, el caso es que no dan el paso de dejar la ciudad y se quedan ahí para siempre, olvidados del mundo. Recuerdo por ej. a un batería estupendo que tuvo la oportunidad de ir con Stan Getz cuando tenía veintitrés años. Getz vino a la ciudad, le escuchó, le ofreció el trabajo, pero él no quiso. Tenía mujer e hijos y una casa y no le apetecía alejarse de todo aquello, prefería permanecer en KC. Mas tarde, incluso tuvo la oportunidad de tocar con Bill Evans. Pero en todo el mundo puede encontrar gente como esa, incluso en Europa.

Mucho de cuanto viene a enturbiar la historia del jazz tiene que ver con una especie de mitología que rodea el sistema mediante el cual un músico se da a conocer: “este sujeto hizo esto, empezó como acompañante, luego hizo discos, etc.”, y eso es todo. Así es como funciona el asunto. Lo que quiero decir es que, en el lado opuesto a todo esto, hay esa actitud de los que hablan de gente desconocida viviendo en esos sitios pequeños que, increíblemente, son mejores que los tipos famosos. Yo nunca he tenido demasiadas pruebas de que esto ocurra. Además, pienso que todo el que tiene algo asombroso que decir, el que ha conseguido algo que está verdaderamente fuera de la norma, tiene muchas oportunidades de darlo a conocer, porque no hay tanta gente que llegue al nivel más alto. Más bien son muy pocos los que tienen que volverse al hogar porque no se les hace caso. Lo digo pensando más que nada en dar aliento a los músicos jóvenes que puedan sentirse frustrados al verse fuera de circulación y viviendo aquí y allá. Creo que si tienes algo coherente, algo verdaderamente fuerte, siempre tendrás una oportunidad, la gente lo conocerá y te encontrarán y te escucharán. Pienso que se puede funcionar autónomamente de algún modo, sobre todo en los años de formación, pero al final tendrás que abandonar la comunidad en la que naciste.


Pat Metheny Pikasso 1 Guitar Custom

Pregunta: seguro que está deseando contarnos la historia de su último disco (**).

Respuesta: la banda tiene ya una larga historia tras de sí, estamos juntos desde hace mucho tiempo...

Respuesta: sí, pero la mitad es nueva

Respuesta: hay tres veteranos y tres nuevos. Lo más interesante en esta ocasión es que, por vez primera, tenemos un grupo de chicos que son claramente de una generación anterior a la nuestra y en los tres casos, parte de la dieta musical con la que crecieron fueron los discos del “PM Group”. O sea, que nuestra música forma una parte de su formación. Y además son tres músicos jóvenes pero ya maduros, no es como si fueran tres desconocidos. De hecho, Richard Bona es una estrella en su estilo.

Tenerlos junto a nosotros nos aporta un punto de vista nuevo que se complementa perfectamente con el nuestro. Para los tres “viejos” ha resultado muy instructivo escucharles comentar lo que este grupo ha significado para ellos desde el punto de vista histórico y por qué se habían unido a nosotros. Y, en un cierto sentido, han sido una inspiración para volver a mirar a nuestro propio asunto a través del prisma de sus expectativas particulares. Cada uno de ellos nos ha aportado un color particular y un punto de vista acerca de lo que ha sido la banda y lo que puede ser en el futuro.

Quizá el cambio más significativo viene por la incorporación de este nuevo batería absolutamente asombroso, Antonio Sánchez. Para mí, es uno de los mejores baterías que han surgido en el jazz desde hace mucho, mucho tiempo. Es difícil de explicar, pero existe una cualidad musical general que influye en cada cosa que hace, por pequeña que sea, el modo en que se combina con nosotros. Muchas de las cosas que hace no las escuchas habitualmente a los baterías, lo que yo atributo a que es también pianista. Es como si escucharas acordes cuando toca la batería, como si hubiera un componente armónico en todo lo que toca que lo informa todo, como si tocara escalas de notas, su fluidez... ese es el primer gran cambio, tenerle en la banda hace de ésta algo totalmente diferente.

Honestamente, llegué a pensar en formar un cuarteto de nuevo, tenía la sensación de que ya estaba bien con lo que teníamos, y más después de los primeros ensayos con Antonio que fueron simplemente increíbles. Podíamos tocar todo lo que se nos pasaba por la cabeza, el material antiguo, todo. Después de escucharle, pensé: “si ahora oigo a cualquier novato, no va a servir para nada, así que no quiero a nadie a menos de que se trate de una personalidad muy fuerte”. Me di cuenta de que, pensando en mis ediciones preferidas del grupo, estas coincidieron con los momentos en que figuraban personalidades muy específicas escribiendo o tocando, gente como Pedro Aznar o Nana Vasconcelos. Así que se me ocurrió llamar a Richard Bona, a quien me acaba de encontrar, no pensando en que él fuera el indicado para ocupar un puesto, pero pensando en que conocería a alguien y me podría recomendarlo. Lo que dijo fue: “tengo a la persona perfecta: yo mismo”. “Pero tu eres un bajista y yo no necesito un bajista y, además, tu eres famoso y ya tienes tu propio “rollo”. Esto ocurrió hace algunos meses, ya no estaba con Zawinul y tenía un par de discos a su nombre. Y él me contestó: “siempre he deseado hacer unos “bolos” con el PMG”. Yo le dije que no necesitaba un bajista pero sí un percusionista. Y él me dijo: “la percusión es mi primer instrumento. Mira, ¿por qué no me organizas una audición?”. Accedí y lo hizo, fue algo grandioso. Pero Richard es también uno de mis cantantes favoritos, de modo que también cantó, aunque esa es una faceta suya que yo sí conocía. En cuanto a Cuong Vu, ¿está familiarizado con su música?.

Pregunta: he de reconocer que no.

Respuesta: ha tenido mucho éxito en los dos últimos años tocando con gente como Dave Douglas en lo que suele llamarse la escena “downtown” de Nueva York. Aunque su estilo está muy lejos del nuestro, la belleza y originalidad de su música me conmovieron. Recuerdo que le escuché una noche por la radio, era algo totalmente distinto a cualquier cosa que hubiera escuchado nunca antes. Era un trío inusual, trompeta, bajo eléctrico y batería. Una banda original y un sonido original. Inmediatamente me puse en contacto con él para hacerle saber lo mucho que me gustaba su música, nos reunimos y una cosa llevó a la siguiente y resultó que era un “fan” del “PMG”, que tenía todos nuestros discos y nos seguía a lo largo de los años, y la sola mención de que yo estaba formando la banda para hacer un disco y una gira, hizo que saltara y se ofreciera para el puesto. Además, me dijo que, si era preciso, podía cantar. Y esa es la banda.

Respuesta: esa es la banda, y ese su público, heterogéneo, diverso, no sé hasta que punto incontrolable. Personalmente, conozco a “fans” del PMG de cincuenta años y de quince, entre ellos mi propia hija.

Pregunta: una de los problemas con los promotores donde quiera que estemos tocando en cualquier parte del mundo es la diversidad de la audiencia. De hecho, es una de mis diversiones sobre el escenario, miro y puedo ver al aficionado al jazz de sesenta años con su esposa y a su lado tiene a un par de chavales bailoteando y al lado el habitual “guitar freak”... este espectro tan amplio de personas que encuentran algo concreto en nuestra música es una de las constantes de la banda desde el primer momento. Hemos llegado a un punto en el que los músicos pueden encontrar un detalle, analizar la pieza, las cosas que hacemos, las armonías, etc., pero también alguien que no sabe absolutamente nada de música puede obtener de ella el componente emocional o lo que sea.

Para mí, lo mejor es que hay muchas formas diferentes de mirar lo mismo, me gusta porque esa es la forma como yo contemplo la música que me gusta. Por ej., cuando pienso en Stevie Wonder, me encantan sus cambios de acordes, el modo en que canta, todos los detalles, pero más que eso, lo que verdaderamente me encandila es el sentimiento que pone en todo ello. Puedo decir lo mismo de los Beatles, Miles o Bach. Escucho su música y puede que me detenga en cuatro compases de la partitura y me esté dos horas pasmado por su perfección y su simetría pero llega el momento en que lo pones todo dentro de tu cabeza, lo que estás escuchando, y de repente te encuentras con que los colores de la habitación empiezan a cambiar. Eso es lo bueno de la música, que tiene muchos niveles diferentes de ser interpretada, y ese ha sido también uno de los logros más importantes de esta banda, que es capaz de funcionar en niveles muy diferentes.

Respuesta: le recuerdo a Vd. desde que le conozco de un lugar a otro, en una gira perpetua, casi cósmica. No sé si tras el 11-S le ha dado tiempo para pensárselo.

Respuesta: claro que sí, no tengo otro remedio, porque es un mundo muy distinto ahora, sobre todo por lo que respecta a los viajes. Estábamos en Nueva York cuando ocurrió todo, andábamos finalizando la grabación del disco, y fue un “shock”. El 11-S ha supuesto un cambio de mentalidad drástico para todos y, más que nadie, para nosotros, los neoyorquinos.

Yo vivo en NY y percibí que el mundo entero había cambiado. Ahora, viajar como viajábamos antes es imposible, todos se ha complicado hasta extremos inusitados. Un simple viaje te lleva el doble de tiempo, llegar a los aeropuertos es una aventura... para nosotros, que damos seis o siete conciertos a la semana en distintas ciudades, cada vez se hace más difícil el trasladarnos de un sitio a otro, y más impredecible. Me veo volviendo a lo de dormir en una butaca de autobús.

Pregunta: Maria Schneider me contó que tuvo que dejar a la mitad de su orquesta en tierra para una gira europea.

Respuesta: la cuestión es que nosotros, los músicos, estamos comprometidos en hacer lo que hacemos. Hay músicos que pertenecen a la categoría de personas que piensan que la música es nuestra manera de ayudar a nuestros semejantes y contribuir a eliminar las cosas malas que hay en el mundo, y hay parte de músicos que solo piensan en quedarse en casa.

Pregunta: no hace falta preguntar en qué sector se sitúa Vd. Ahora vayamos con otro tema de actualidad: la piratería discográfica. ¿Cuales son sus sentimientos al respecto?. ¿Le enfada ver sus discos en el “top-manta” o en la Red?.

Respuesta: lo que me enfada un poquito es cuando veo que han hecho el disco pirata con la apariencia del oficial. Piratear es un delito. Pero, de otro lado, la idea de vender música y mantenerla en una especie de caja cerrada, entra en contradicción con el potencial de comunicación que vemos hoy en el mundo gracias a la tecnología digital. Honestamente hablando, para mí, es difícil hallar razones que justifiquen el por qué se vende la música cuando pienso que la música es información y existe el dogma en la sociedad electrónica que nos aproxima a un modelo de información libre y sin trabas. Para mi, esta es la batalla primordial, si la música es sobre todo información o si es un producto, si se la respeta o no.

Yo he sido un beneficiario de este sistema que contempla la música como un producto, que es el que ha primado en todo el siglo XX, pero pienso que avanzamos rápidamente hacia el punto en que va a ser imposible justificar el vender discos por el precio en que son vendidos desde el momento en que puedes comprar un CD por una miseria. No se qué nos espera, puedo entender lo que ha ocurrido y porqué hemos llegado a este punto, espero en que sea capaz de seguir funcionando como músico y de pagar mis facturas y enviar a mis hijos al colegio y todo eso, pero debería añadir que ya no hay nada seguro. Todo está cambiando. Justo una de las cosas buenas del jazz es el instinto de adaptación. Espero que todos seamos capaces de adaptarnos a la nueva situación.

Pregunta: ¿Todavía corre por las mañanas?.

Respuesta: ya no lo hago como antes pero sí procuro hacerlo cuando estoy de gira. En cambio, en mi vida cotidiana, soy incapaz. Claro que tengo dos jovencitos en casa de uno y tres años y criarlos significa diez veces más ejercicio que correr.

Pregunta: no se puede imaginar la impresión que me produjo encontrarle según venía yo de retirada al hotel,una mañana a primera hora, corriendo por las calles de Vitoria-Gasteiz. ¡Y aún tuvo humor de invitarme a que le acompañara!.

Respuesta: ¡sería en broma, eso espero!. Le diré algo: en la carretera, el “footing” cumple la función muy importante de alejarme de todo. Imagínese que este año vamos a hacer ciento cincuenta conciertos, somos muchos viviendo todo el día juntos, y todos los días surgen problemas nuevos, y si puedo tener media hora o tres cuartos para mí... no es solo alejarte de todo esto pero también el correr te ubica en el lugar en que estás, porque es muy fácil perder el sentido de donde se está en este tipo de giras, ¿esto es España o Bélgica?. Correr es algo para lo que no me debo forzar sino que disfruto haciéndolo, me pone en el sitio y me gusta, lo disfruto.

Pregunta: hace “footing”, lleva una vida recatada, no bebe, ¿algún vicio inconfesable?

Respuesta: si se lo dijera ya no sería inconfesable.

Pregunta: ¿sigue sin utilizar calcetines?

Respuesta: véalo por sí mismo (lo compruebo).

Pregunta: en su página “Web” dice que si no fuera músico sería crítico.

Respuesta: probablemente lo que dije es que sería un criminal o un crítico de jazz, conceptos ambos que de algún modo tiendo a relacionar como si fueran dos cosas bastante similares... es una broma.



(*) Elvin Jones falleció el 18 de mayor de 2004

(**) Pat Metheny Group - Speaking Of Now (Warner Bros. 9362 48025-2, (J) WPCR 11203)

(versión corregida del texto aparecido en la revista Cuadernos de Jazz nº 71, julio-agosto 2002)

7 comentarios:

  1. ¿En qué número de Cuadernos de Jazz se publicó esta entrevista? Por ser un poco jodido y puñetero, es lo que le falta para tener la información completa. Quizás también estaría bien incluir la portada de ese número.

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  2. Hola amigo, lo que dices me parece muy razonable y nada "jodido ni puñetero". Te cuento: si no he incluído esa información que solicitas es porque mi archivo personal con los discos, libros, revistas, etc, lo tengo en un almacén al que voy una vez por semana, y allí es donde está el número de Cuadernos de Jazz en cuestión. Como habrás visto, en todas las demás entradas constan esos los datos. Lo de reproducir la portada me parece una buena idea, cuenta con ello. Un abrazo y muchas gracias por tu interés. Chema

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  3. Hola de nuevo. Como ves, he podido solucionar el tema, gracias a la ayuda de los amigos de Cuadernos de Jazz (Raúl Mao). Que lo disfrutes.

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  4. Ahora está completa. Gracias.

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  5. muy bueno esto amigo, muy bueno tu blog

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  6. muchas gracias. Da gusto que el trabajo de uno guste, valga la redundancia.

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  7. Gracias por subirlo! Ha sido muy interesante...y pedagógico ;-)

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