LOS INDIGNADOS SON ELLOS

Los indignados son ellos

Uno.

Panem, circenses & indignats Me llama un amigo desde la Plaça de Catalunya, que las “Fuerzas del Orden” han entrado a desinfectar, a ver si un seguidor del Barça va a tropezarse con un foco de indignación en mal estado en medio de las celebraciones por la Cuarta. No sé por qué, se me hace que tenían ganas. Malpensado que es uno.

 

Y ahí hicieron su aparición, los de gris. De algún modo, les esperábamos. Sólo que, ésta vez, se han pasado un pelín... o no. El Conseller de Interior de la Generalitat, Felip Puig, está orgulloso de la faena: "volvería a hacerlo", asegura. Son muchos los que piden su cabeza. Yo vuelvo a las imágenes ciertamente repugnantes pretendiendo adivinar lo que pasa por la cabeza del mamporrero de turno tras la pantalla medio transparente de su caso. En algún momento he podido fantasear con la imagen de un Mosso d´Esquadra influenciado por sus colegas lusos del 25 de abril, cambiando porras por claveles, o por rosas, que es más catalán. Uno, en su ingenuidad, ha llegado a pensar en los susodichos como pertenecientes al Género Humano, con sus nombres y apellidos y una novia, o una madre, esperándoles a medio día con los garbanzos a punto, “qué tal hoy el trabajo, hijo”. Puestos a imaginarse, incluso es posible que el buen hombre sea él mismo un indignado en potencia o de facto. Borges podría haber escrito uno de sus relatos al respecto.

Dos.

Unos cachondos Los comerciantes de Sol declaran: “los indignados somos nosotros, no ellos”. Su representante clama a favor de la “ugrente” intervención polical para desalojar la plaza y restablecer el (buen) orden frente a quienes incumplen la ley. La del mercado, se entiende.

Tras el estupor, vuelve la calma a los medios de comunicación que, ahora, pueden entregarse a la entrenetida tarea de marear la perdiz, y al personal. De la noche a la mañana, las primeras planas se han llenado de “chacones” y de “rubalcabas”. Que haya quien persista en buscarse una existencia al margen de los partidos, no es noticia, salvo que a uno le machaquen el cráneo a base de mamporros.

Consecuente con los valores que promulga, la prensa de derechas hurga en la herida del descrédito. “Esto se está llenando de rumanos, vagabundos y okupas”, declara a El Mundo uno de los “afectados” por la acampada en Sol. El mismo periódico, el mismo día, publica un mapa de los comercios afectados por la acampada con detalle del ramo al que se dedican y el tanto por ciento en que han bajado sus ventas “como consecuencia de la revuelta”, se especifica. En la contraportada, Raúl del Pozo se descuelga con un inequívoco acto de fe en el Sistema: “vivimos en una sociedad transparente”. Pues vaya.

Despedida y cierre para la presidenta Aguirre, quien presume de contar con más militantes del pepé en Madrid que acampados hay en Sol. Eso, y otras lindezas que no detallo menos por falta de espacio que por falta de ganas. “Que iba de coña”, aclaró más tarde. Y es que tenemos una presi que es una cachonda. El alma de cualquier fiesta. Nuestros gobernantes, en Madrid, son así: la pura diversión. Quienes han visto sustraídos sus derechos en Sanidad y en Educación; quienes moran nuestras aceras y deben soportar las “campañas de limpieza” que periódicamente promueve nuestro alcalde, todos descojonados. Lo bien que nos lo pasamos en Madrid.

Quien sabe si inspirada por los sucesos de Barcelona, la pizpireta mandataria madrileña ha pedido a Interior que mande a las fuerzas de seguridad a desalojar Sol. Por las risas, claro.

Tres.
Rouco

El Departamento de Estado de los Estados Unidos recomienda a sus ciudadanos evitar la Puerta del Sol y la Plaça Catalunya. Primero en saltarse la recomendación ha sido el embajador de aquel país, que visitó a los acampados de Sol (de “sport”, presumo) y le entró la morriña recordando sus años de activista en el campus de alguna universidad de su `país. Un romántico, el hombre.

Mientras, en Europa apenas se habla del 15 M. Lo que era una intuición que uno veía albergando y mi hija Sara, residente en Francia, me ha confirmado. No se habla, pero se sabe. Carteles prohibiendo las manfiestaciones en público surgidos de la nada, asambleas de estudiantes que se desconvocan precipitadamente por falta de autorización, ¿a cuento de qué?. Sara ha realizado un pormenorizado seguimiento del asunto a través de la prensa “institucional” en aquel país con el resultado previsible: "rien de rien". Los mismos que empeñaron corresponsales y haciendas en informar al detalle acerca de la "Primavera Árabe", callan ignominiosamente cuanto sucede en el patio trasero de sus propios hogares. En quince días, Liberation ha dedicado al tema una miserable crónica. Le Figaro, ni eso. En Francia, se habla de nuestro país, únicamente, para referirse a Nadal...

Y Rouco. El mensaje del presidente de la Conferencia Episcopal apelando al alma de los sublevados me resulta altamente enigmático. Según y como se lea, uno puede llegar a pensar que, de verdad, el hombre se preocupa por la salud espiritual de los manifestados. Si sólo fuera verdad...

A los hechos me remito: en cuanto toca al 15 M, la Iglesia pasa. A Dios lo que es de Dios y a Zapatero lo que tiene que ver con la "otra" salud -la material- y el orden público. Que en este circo, todos tienen su lugar, excepto los que no lo tienen.

Concluyendo

El clero y las fuerzas armadas; los medios de comunicación y el capital. El Sistema ha respondido al órdago planteado por los “indignados” a base de garrotazo y tentetieso. Democracia, le llaman.

Chema García Martínez

fotos: J. M. García Martínez