Sábado, 12 de mayo de 2012. 19:30 h. El 15M ha vuelto y las calles
del centro de Madrid vuelven a hervir de santa indignación. Son miles los que
ocupan la calle Atocha, desde su arranque en la plaza del mismo nombre hasta la Puerta del Sol.
A esa misma hora, un batería de jazz trata en vano de atravesar la riada humana. No
entiende lo que ocurre, por un momento llega a sentir el miedo en el cuerpo.
Finalmente, en un impulso, se hace paso por entre los manifestantes. Teme menos
por su integridad que por el maletín que arrastra atado a un carrito metálico,
conteniendo su más preciada pertenencia: unos platillos marca Zildjian.
Al Foster está en Madrid y
esta noche va a conseguir que alguno caiga rendido a los pies de una música que
algunos nos empeñamos en seguir llamando jazz.
Foster-Colina-Sanz
(formalmente, el Trío de Albert Sanz) me hacen recordar por qué un día me
enamoré del jazz. En lo que tiene que ver el hecho de que Albert sea el único
pianista sobre el planeta tierra que no trata de sonar como Brad Mehldau. Un
sabio (en expansión). El valenciano está en el secreto de “la nota exacta en el
momento adecuado”, y eso es más de lo que puede decirse del 99% de sus colegas.
Y hay quien, esas cosas, las aprecia en lo que valen: Al Foster, baterista e
inventor, la pura definición del “swing”. El entusiasmo del cuasi-septuagenario
resulta admirable. Tanto como la fidelidad de Javier Colina a sí mismo por
encima de que esté tocando con Al Foster o Bebo Valdés, o Silvia Pérez Cruz, o…
cuestión de auto-respeto. .
De repente, uno se da cuenta
de que el jazz, algún día, fue así: una música espontánea, libre, abierta.
Benditos sean éstos tres.
Chema G. M. (texto y fotos)
Albert Sanz, Javier Colina y Al Foster en el Café Central, hasta esta noche
Albert Sanz Trío, "O que serà" está editado por ContraBaix (distrib. Karonte)