jueves, 28 de agosto de 2014

Giorgio Gaslini, pianista de jazz, compositor y teórico





Genio o farsante

Hay personajes que se entienden en su momento y, fuera del mismo, pierden todo su sentido.  Por ejemplo, Giorgio Gaslini. Pianista, compositor, director de orquesta, teórico… para unos, fue un genio; para otros, un farsante. El recuerdo de Gaslini, fallecido el pasado martes 29 de julio en la localidad de Borgo Val di Taro, en la Emilia-Romaña italiana, se difumina en el olvido que envuelve a su figura desde hace décadas fuera de su país natal. Contaba 84 años de edad.

Enamorado del jazz desde los tiempos de Mussolini, Gaslini empezó a tocar el piano a los 7 años. En 1949 ingresó en el conservatorio milanés, estudiando piano, composición y dirección de orquesta. Sus primeros pasos en el jazz le vincularon al director de orquesta, y su profesor en el conservatorio, Carlo Maria Giulini, en cuya compañía se adentró por las calmas aguas del third stream buscando la integración armoniosa entre los lenguajes del jazz y la música clásica europea. No tardaría en convertirse en uno de los más feroces portavoces del free jazz en la península itálica, a través de sus escritos altamente incendiarios, algunos traducidos al castellano (“Musica totale. Intuizioni, vita ed esperienze musicali nello spirito del '68”, publicado por Anagrama en 1976). Gaslini sienta doctrina entre los jóvenes jazzistas italianos del momento, que le contemplan como un visionario, o poco menos. Son sus años de gloria. El pianista comparte escenario con Gato Barbieri –eran otros tiempos-, y Max Roach, Steve Lacy, Anthony Braxton, Don Cherry y Roswell Rudd, entre otros. Escribe música para películas: “La notte” (1961), de Michelangelo Antonioni. Por estos años da los últimos toques a su concepto de “música total” mediante el cual busca compaginar los procedimientos compositivos del dodecafonismo con la improvisación del jazz, a través de la coexistencia de los diferentes medios expresivos: la música, el teatro y la danza.

Nuevos tiempos, nuevos colaboradores. De Antonioni a Dario Argento y su “Pronfondo rosso” (1975) pasando por "Rivelazioni di un maniaco sessuale al capo della squadra mobile" ("Revelaciones de un maníaco sexual"), de Roberto Bianchi Montero (1972).  En los setenta, Gaslini vivirá su transformación en músico de jazz-rock con “Goblin”, antiguos “Oliver”, “Cherry Five” e “Il retratto di Dorian Gray”. La heterogeneidad de su obra habla de los múltiples intereses de un creador que nunca parecñió encontrar su sitio en género alguno. Autor de más de 60 obras entre suites –“Nuovi sentimenti”, “Africa”, “Fabbrica occupata”…-, sinfonías, ballets, sonatas y poemas sinfónicos, sus intereses por lo que toca al jazz pasaban de Jelly Roll Morton –“Jelly back in town” (1996)- a Sun Ra –“Gaslini plays Sun Ra” (2005)- y Thelonious Monk, a quien dedicó el consiguiente estudio músico-filosófico publicado en 1994 y reeditado en 2003. En el año 2002 fue condecorado como “Grande de las Artes” por el presidente de la República, Carlo Azelio Ciampi. Al año siguiente, obtuvo uno de los mayores éxitos de su carrera con la “acción musical y teatral” “U –Ulisse”, estrenada en el recinto arqueológico de Carsulae (Terni), en colaboración con Marco Paolini y Arnaldo Pomodoro. En 2011 editó su último disco a piano solo: “Incanti”.

Chema García Martínez

4 comentarios:

  1. Otro que no tenia el gusto. Un tipo interesante y polifacético.
    Una pena.

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  2. Yo diría que un músico muy de su época. Ésto lo escribí para el periódico y, finalmente, no hubo hueco, pero no quería dejar de recordarle.

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