Golnar
Shahyar
Jazz meets Irán
¿Qué sabe uno de la música persa?,
that´s the question. Con hondo pesar,
reconocemos nuestra ignorancia inexcusable sobre tema tan trascendente. Por el
momento, nos bastará con la master class
privada que anoche impartió Kaveh Sarvarian, excepcional intérprete de ney, tombak
(tambor en forma de cubilete de membrana única, también llamado dombak) y cantante residente en Madrid,
con disco en plaza, el muy hermoso “Ofogh”, editado por Pro Art. Pablo
Hernández le juntó a él con sus Sinouj y los llamados Mahan Mirabab, guitarra
de doble mástil, y Golnar Shahyar, voz, iraníes, como aquel, venidos desde
Viena para grabar un disco, según se nos dijo; músicos ambos versados ambos en
los modernos lenguajes de la improvisación jazzística, que saben ensamblar con
los sonidos de la tradición de forma milagrosa, o poco menos.
Sobre el escenario de Bogui Jazz,
la embajada centroasiática, de la que también formaba parte el percusionista Shayan
Fathi, se arrejuntó con lo que parecía una versión en reducido de la asamblea
general de las Naciones Unidas. Haciendo cuentas, los había iraníes, pacenses,
napolitanos, nigerianos, y un cubano, Ariel Bringuez, llegado para la ocasión
para intercambiar unos compases. Hubo quien corrió a buscar un aborigen
australiano para completar el cuadro.
Con esto, que la anunciada fiesta
persa, nombre de una de las nuevas composiciones de Hernández, fue algo digno
de ver y, todavía más, de escuchar. Virtud del susodicho, el sacar el común
denominador de semejante batiburrillo étnico sin traicionar los lenguajes
musicales de cada cual, de donde la absoluta imposibilidad de definir lo escuchado;
para ello, habría que recurrir a adjetivos de los que todo buen periodista huye
como de la peste. Tirando de metáfora, hablaríamos de una tormenta sonora que
se le cuela a uno por donde suelen colarse las cosas que merecen la pena; una
fuerza devastadora y espiritual, de una belleza singular. La cosa, que Pablo
hace virtud de la mezcla, su fusión nos suena a fruta fresca y sin aditivos:
nada que ver con las mezcolanzas al uso en los escenarios de la llamada world music, que Santa Cecilia, patrona
de la música, confunda.
En nuestro cuaderno azul, subrayados
en rojo, los nombres de Brínguez –algún día, alguien escribirá sobre la activísima
colonia musical cubana en Madrid- y Hernández; los de Akin Onasanya –prodigio de
baterista- y Fathi, quien, como Sarvarian, tiene establecida su residencia en
Madrid: extraordinarios, ambos; o los también mencionados Mirabab y Shahyar, a
quien uno sacó parecido con
Maria João
con motivo, por cuanto la lisboeta es, según le confesó la referida a uno, su referente
y modelo principalísimo.
La noche terminó con todos los
presentes subidos al escenario y la intervención espontánea de un espectador
recitando a Victor Hugo en francés, en el original. Ahora, que se repita el asunto;
y que Vd., lector, y yo, lo veamos.
Golnar
Shahyar
Kaveh
Sarvarian, ney; Mahan
Mirabab, guitarra; Javier Geras, bajo; Ariel Bringuez, saxo soprano
Mahan
Mirabab, guitarra; Kaveh
Sarvarian, flauta travesera
Texto y fotos: JMGM