viernes, 13 de marzo de 2015


Golnar Shahyar

Jazz meets Irán

¿Qué sabe uno de la música persa?, that´s the question. Con hondo pesar, reconocemos nuestra ignorancia inexcusable sobre tema tan trascendente. Por el momento, nos bastará con la master class privada que anoche impartió Kaveh Sarvarian, excepcional intérprete de ney, tombak (tambor en forma de cubilete de membrana única, también llamado dombak) y cantante residente en Madrid, con disco en plaza, el muy hermoso “Ofogh”, editado por Pro Art. Pablo Hernández le juntó a él con sus Sinouj y los llamados Mahan Mirabab, guitarra de doble mástil, y Golnar Shahyar, voz, iraníes, como aquel, venidos desde Viena para grabar un disco, según se nos dijo; músicos ambos versados ambos en los modernos lenguajes de la improvisación jazzística, que saben ensamblar con los sonidos de la tradición de forma milagrosa, o poco menos.

Sobre el escenario de Bogui Jazz, la embajada centroasiática, de la que también formaba parte el percusionista Shayan Fathi, se arrejuntó con lo que parecía una versión en reducido de la asamblea general de las Naciones Unidas. Haciendo cuentas, los había iraníes, pacenses, napolitanos, nigerianos, y un cubano, Ariel Bringuez, llegado para la ocasión para intercambiar unos compases. Hubo quien corrió a buscar un aborigen australiano para completar el cuadro.

Con esto, que la anunciada fiesta persa, nombre de una de las nuevas composiciones de Hernández, fue algo digno de ver y, todavía más, de escuchar. Virtud del susodicho, el sacar el común denominador de semejante batiburrillo étnico sin traicionar los lenguajes musicales de cada cual, de donde la absoluta imposibilidad de definir lo escuchado; para ello, habría que recurrir a adjetivos de los que todo buen periodista huye como de la peste. Tirando de metáfora, hablaríamos de una tormenta sonora que se le cuela a uno por donde suelen colarse las cosas que merecen la pena; una fuerza devastadora y espiritual, de una belleza singular. La cosa, que Pablo hace virtud de la mezcla, su fusión nos suena a fruta fresca y sin aditivos: nada que ver con las mezcolanzas al uso en los escenarios de la llamada world music, que Santa Cecilia, patrona de la música, confunda.

En nuestro cuaderno azul, subrayados en rojo, los nombres de Brínguez –algún día, alguien escribirá sobre la activísima colonia musical cubana en Madrid- y Hernández; los de Akin Onasanya –prodigio de baterista- y Fathi, quien, como Sarvarian, tiene establecida su residencia en Madrid: extraordinarios, ambos; o los también mencionados Mirabab y Shahyar, a quien uno sacó parecido con Maria João con motivo, por cuanto la lisboeta es, según le confesó la referida a uno, su referente y modelo principalísimo.  

La noche terminó con todos los presentes subidos al escenario y la intervención espontánea de un espectador recitando a Victor Hugo en francés, en el original. Ahora, que se repita el asunto; y que Vd., lector, y yo, lo veamos.



Golnar Shahyar

Kaveh Sarvarian, ney; Mahan Mirabab, guitarra; Javier Geras, bajo; Ariel Bringuez, saxo soprano

 Mahan Mirabab, guitarra; Kaveh Sarvarian, flauta travesera

Texto y fotos: JMGM

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