Chano en Lo Otro / Lo Otro
en Chano
Chano Domínguez, el pasado sábado, en Lo Otro.
Toca Chano
en Lo Otro y hay que hacerle dos sesiones, de 20:00 y 22:30 horas. “Es que
Chano es una leyenda”, me dice el colega, y hasta puede que lo sea. A mí, se me
ha acusado de acudir al término “leyenda” con excesiva frecuencia en mis
crónicas. Y hasta puede que eso también sea verdad.
La organización
le tiene a uno el almohadón reservado con su nombre en un pósit color pistacho desvaído. Lo que sería una primera fila de anfiteatro,
sino fuera porque Lo Otro no es un teatro, sino otra cosa, de ahí su nombre. Echo
una mirada al pósit de mi vecino con
el nombre de Antonio Lizana. Vaya, hombre.
Antonio, a
un lado. Chano, a mis pies. La ilusión incontenible de quien termina de llegar
y la consistencia a prueba de críticos esaboríos de quien ha llegado. Cincuenta
y cinco años, Chano; Veintisiete, Antonio.
He visto
crecer y multiplicarse a Chano desde los Cai –“tenía la puñetera costumbre de
tocar con una mano”, me cuenta que le contaron el técnico de sonido, Javier
Guarino- a la primera Muestra de Jazz para Jóvenes Intérpretes de Mallorca, sus
tríos, la big band, Martirio, Wynton,
el exilio en Seattle… le he visto hacerse
pianista. Y todo lo que ha venido a continuación.
Experimento la
misma sensación de cuando era joven y escuchaba a los clásicos, Tommy Flanagan o
Duke Jordan, por ejemplo. La misma reconfortante sensación de atemporalidad y abandono
para la que no existen palabras. Como ellos, Chano habita un lugar situado más
allá del Bien y el Mal.
Marta Valdés, Falla, “What is this thing called love”…
Monk y “Hullo bolinas”. El
pianista calla a Monk (silencios sobre el silencio) y swingea a Marta Valdés; estira la materia sonora, la retuerce, corta-pega.
Sus interpretaciones nos llevan mucho más allá de lo que somos capaces de asimilar
en una primera oída. Por suerte, hay quien está grabando el asunto.
La “Canción
de amor” de Paco de Lucía es, en Chano, un canto de despedida cargado de
emoción. La escultura del venezolano Elías Crespín que pende sobre la cabeza del
pianista inicia una suave danza up &
down. Hoy hace 65 años nació en la isla de San Fernando, Cádiz, José Monje
Cruz, Camarón de la ídem.
Finaliza el
concierto, sigue la música. Chano y Antonio, Chano, Antonio y Omar Acosta
(flauta travesera); Jorge Drexler (sorpresa,
sorpresa), Jorge y Chano, Juan García de Cubas, Acosta, sólo o acompañado,
Antonio por alegrías, Leonor Watling y Jorge (“Desde que o samba é samba”), Jorge,
Chano y Antonio, y todos juntos. Estamos en familia. Una copa de Tagonius a la
salud de los presentes.
Total: 14.05
euros de taxi.
Chema García
Martínez
Chano Domínguez estará ésta noche y mañana en Clamores Jazz (calle Alburquerque, 14), junto con Javier Colina (contrabajo) y Guillermo McGill (batería).
Chano Domínguez, Omar Acosta, Antonio Lizana y el piano del Café Central
Fotos: JMGM