Jazz.
Joaquín Chacón & Mariano Díaz
Dos hombres y un
destino
No es difícil
encontrar una excusa para escuchar a Joaquín Chacón y Mariano Díaz. A veces,
incluso, ir a donde están tocando puede ser irremediable, si, por ejemplo, uno
presta oídos al disco que acaban de grabar, de nombre “Sky train”. Después, no
le queda otro remedio que dejarlo todo y correr al Café Central a escucharles.
Para el caso de
que el lector no los haya escuchado, valga el siguiente apunte biográfico en
torno a quienes el destino ha unido por encima de su distinto linaje. Empezando
por Mariano Díaz, argentino de nacimiento, lo que solo tiene relevancia en el
caso de que se pretenda entablar conversación con el artista, de donde su
acento, que le delata. Lo importante: Mariano es un pianista de muchos quilates
y lleva sus años vivendo entre nosotros. Eso que salimos ganando. Su obsesión en
estos momentos es tocar su música en el Bernabeu, o en el Calderón (en esto,
los colores no cuentan). Para su desgracia, Mick Jagger y su cohorte de roqueros
septuagenários se le han adelantado.
Junto a él,
Joaquín Chacón, nieto de guitarrista y guitarrista también él. Su conocimiento exhaustivo
de la materia jazzística le ha llevado a las aulas, como profesor, y a los escenarios,
sobre todo los madrileños, de los que es habitual. El paso de los años ha dado um
baño de modernidad a su ejecución, que nunca ha dejado de ser moderna, pero
ahora lo es todavía más. Pensándolo bien, acaso este sea el término que mejor cuadre
a la música del quinteto: ”moderna”. Eso, e ”inclasificable”. Uno busca y no
encuentra modo de explicar lo que está escuchando, cuando les escucha. No tocan
boleros a ritmo flamenco, ni flamenco a ritmo de jazz. No cantan, ni se suben
encima del piano, y ni cuentan chistes entre un tema y otro... nada que pueda servirle
al cronista para darle un colorido a éstas líneas, y al lector para hacerse una
idea del asunto. Para más inri, todos
los temas son suyos, de Mariano y de Joaquín (la mayoría). Recúrrase como
muestra a la primera de sus interpretaciones, con la que abren sus conciertos y
el disco, al que da nombre. Uno apenas ha tomado consciencia de
donde está y si le apetece una cerveza o un gin tonic, y de repente se le viene
encima una apisonadora a nível de ebullición, tórrida y humeante, eléctrica y
electrizante... se siente, Miles Davis está presente, y, con él, quienes han
seguido sus pasos, que son todos los músicos de jazz del último médio siglo, o
poco menos. Se me entienda: Chacón y Díaz saben demasiado para limitarse al
papel de meros imitadores. Si se ha mencionado al “príncipie de las tinieblas” es
sólo para que el lector se haga una idea de por donde van los tiros.
Su quinteto, con el
que se presentan en el Central, es el mismo del disco, con algunos retoques.
Victor Merlo hace el papel de Javier Colina tocando el bajo eléctrico, mientras
que Guillermo McGill hace de sí mismo, a la batería. Supliendo a las 2 ”estrellas
invitadas”del disco, Dave Liebman y Perico Sambeat, el fenómeno de 22 años Dani
Juarez. Todo lo que se diga de él es poco: Juarez son 2 saxofonistas en 1, o 1
saxofonista desdoblado en muchos. Uno le escucha entrando a matar en cada uno
de sus solos y se olvida de quienes le han precedido tocando esta música, por
muy ilustres que sean. Lo dicho: un fenómeno.
Luego que uno percibe
en cuanto escucha los frutos del trabajo en equipo, una rara flor en estos
tempos. De ahí que la música del quinteto prosiga su marcha incansable hacia algún
lugar “más alto y más lejos”(“Higherandfurther”), según reza el título de una
de las nuevas composiciones de Chacón llamada a formar parte del disco que están
grabando durante sus actuaciones en el Central. Ellos, y nosotros, que lo veamos.
Chema García
Martínez
Pues suena bien. Supongo que los músicos también.
ResponderEliminarOtros que no conocía...
Créeme: suenan mejor que bien. Espectaculares. Merece la pena echarle una "escuchada" al disco o, mejor todavía, escucharles en directo.
ResponderEliminarAhora ya los conoces.