El jazz llega a las
calles de São Paulo
Daniel Daibem en São Paulo
Foto: JMGM
La calle también fue suya
El domingo,
día 18 de junio, 3 millones de militantes, simpatizantes y/o curiosos, se echaron
a las calles de São Paulo para celebrar la diversidad sexual en sus diferentes
variantes. 24 horas más tarde, 150 personas asistieron a un concierto de jazz
en una plaza recoleta de la misma ciudad. Que no es lo mismo 150 que 3 millones,
lo sabemos. Que los números no lo son todo, también.
En Brasil,
pero no sólo aquí, la media gusta de las grandes cifras, los decibelios, las
proclamas altisonantes, y pasa por alto un acto, no por minoritario, menos
carente de significado. Llevar el jazz a la calle es materia que, en otras
partes del mundo, no se discute. El jazz, se nos dice, es “la música clásica
del siglo XX” y, como tal, merece una consideración, así como la merecen sus
seguidores, simpatizantes y quienes, en la noche de autos, y sin conocer de qué
iba el asunto, se encontraron con una clase magistral en torno al género sin
necesidad de rascarse el bolsillo. Culpable del asunto: Daniel Daibem.
Guitarrista,
cantante (más bien de circunstancias), mayormente conocido por sus programas
divulgativos en Radio y TV., Daniel Daibem -con “eme” de “María”, advierte-, es
intérprete de la vieja-nueva guardia, entendiendo por tal la que reúne en un
mismo saco a Wes Montgomery y Angus Young, el guitarrista de AC/DC; cómo nadie
puede compaginar los estilos del uno y el otro es algo que escapa a la comprensión
de éste cronista. Y eran él, y los integrantes de su atildado cuarteto, de una
juventud exultante, que se dice; y un repertorio muy ad hoc, con proliferación
de clásicos del jazz –“Route 66”, “I got a woman”, “Moanin´”…- y versiones en
jazz de los clásicos locales -“Codinome Beija-flor”, de Cazuza-. El concierto,
tan cargado de intenciones como de buen jazz, tuvo de especial el lugar: el
callejón/glorieta que la municipalidad paulista ha tenido a bien dedicar a la
memoria de Tim Maia, el llamado “padre del soul brasileño”, de vida atribulada;
un héroe para la parroquia local.
Imagine el lector una placita de aires
parisinos, el skyline de la ciudad al
fondo, y el personal yendo y viniendo, y quedándose; el ciclista que detiene su
marcha para ver de qué va aquello, y el que ha sacado a pasear al caniche, y lo
mismo. Y, allá abajo, los músicos, recogidos en un a modo de mini escenario,
entre fardos de cebada dorada y cajas de cerveza con la marca de la entidad
patrocinadora del acto. Todo muy íntimo y muy inusual para ésta ciudad. Por no
faltar, no faltó el espectador de coleta y periscopio plumífero, quién sabe si
perteneciente a alguna tribu indómita del interior de la avenida Paulista. Con
lo que aquello venía a ser una especie de sucursal de la plaza de la Trinidad
durante el Festival de San Sebastián, con los vecinos asomados a la ventana y
la lluvia a punto de caer, que sí, que no, que al final fue que no. Y todos,
los vecinos en sus casas, el caniche y su dueño, el indio de guardarropía, prestando
sus 5 sentidos a una música que no entra por los ojos, pero sí por los oídos,
con dulzura, calladamente; una música a la que hay que prestar la debida
atención. Pero para eso estaba Daniel Daibem, entrando a la concurrencia en al
arte de escuchar jazz, materia delicada como pocas, y agradecida como ninguna.
Resulta que
el acto, concierto, clase magistral, o lo que fuera, tenía su intríngulis, su
trasfondo: su parte invisible, por así decirlo. Era, por un lado, Daniel Daibem
al frente de su cuarteto, en São Paulo; y, por el otro, Javier Colina, Josemi
Carmona y los “Flamenco Jazz All Stars”, en Madrid; y Abe Rábade Trío, featuring Perico Sambeat, en Santiago de
Compostela. Los 3 conciertos en el mismo día -19.06.2017-, y a la misma hora
-19:06-, y con el mismo cartel de “gratis total” en los 3 casos. Como un
concierto a 3 bandas, o 3 conciertos en uno. Detrás del asunto, una conocida
marca de cervezas de qualité con
fuerte presencia en el mercado brasileño. “Estrella Galicia”, su nombre, fue
fundada en el año 1906, de donde el nombre de su producto estrella, valga la
redundancia, y el del ciclo de jazz que viene celebrándose desde hace una
década (el lector recordará las crónicas
viajeras de quien firma siguiendo al trío Fly, y al batería Al Foster, en su
viajar por la geografía española). Con lo que el triple concierto vino a
ponernos sobre aviso en torno a lo que se avecina: un ciclo “1906”, edición
2018, transcontinental y “trans-género”, lo que tiene menos que ver con las
tendencias sexuales de los involucrados como con la presencia en la
programación de otras músicas que no son jazz, pero podrían serlo. En el
cartel, aún sin conformar, un plantel de grandes y no-tan-grandes nombres, pero
igualmente necesarios, a los que habrá que sumar el nombre de Daniel Daibem. Con
“eme” de María, por favor.
Chema García Martínez
Publicado en El País - Brasil con el titulo "Jazz íntimo nas ruas de São Paulo"
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