martes, 27 de junio de 2017


El jazz llega a las calles de São Paulo

Daniel Daibem en São Paulo
Foto: JMGM


La calle también fue suya

El domingo, día 18 de junio, 3 millones de militantes, simpatizantes y/o curiosos, se echaron a las calles de São Paulo para celebrar la diversidad sexual en sus diferentes variantes. 24 horas más tarde, 150 personas asistieron a un concierto de jazz en una plaza recoleta de la misma ciudad. Que no es lo mismo 150 que 3 millones, lo sabemos. Que los números no lo son todo, también.

En Brasil, pero no sólo aquí, la media gusta de las grandes cifras, los decibelios, las proclamas altisonantes, y pasa por alto un acto, no por minoritario, menos carente de significado. Llevar el jazz a la calle es materia que, en otras partes del mundo, no se discute. El jazz, se nos dice, es “la música clásica del siglo XX” y, como tal, merece una consideración, así como la merecen sus seguidores, simpatizantes y quienes, en la noche de autos, y sin conocer de qué iba el asunto, se encontraron con una clase magistral en torno al género sin necesidad de rascarse el bolsillo. Culpable del asunto: Daniel Daibem.

Guitarrista, cantante (más bien de circunstancias), mayormente conocido por sus programas divulgativos en Radio y TV., Daniel Daibem -con “eme” de “María”, advierte-, es intérprete de la vieja-nueva guardia, entendiendo por tal la que reúne en un mismo saco a Wes Montgomery y Angus Young, el guitarrista de AC/DC; cómo nadie puede compaginar los estilos del uno y el otro es algo que escapa a la comprensión de éste cronista. Y eran él, y los integrantes de su atildado cuarteto, de una juventud exultante, que se dice; y un repertorio muy ad hoc, con proliferación de clásicos del jazz –“Route 66”, “I got a woman”, “Moanin´”…- y versiones en jazz de los clásicos locales -“Codinome Beija-flor”, de Cazuza-. El concierto, tan cargado de intenciones como de buen jazz, tuvo de especial el lugar: el callejón/glorieta que la municipalidad paulista ha tenido a bien dedicar a la memoria de Tim Maia, el llamado “padre del soul brasileño”, de vida atribulada; un héroe para la parroquia local.

 Imagine el lector una placita de aires parisinos, el skyline de la ciudad al fondo, y el personal yendo y viniendo, y quedándose; el ciclista que detiene su marcha para ver de qué va aquello, y el que ha sacado a pasear al caniche, y lo mismo. Y, allá abajo, los músicos, recogidos en un a modo de mini escenario, entre fardos de cebada dorada y cajas de cerveza con la marca de la entidad patrocinadora del acto. Todo muy íntimo y muy inusual para ésta ciudad. Por no faltar, no faltó el espectador de coleta y periscopio plumífero, quién sabe si perteneciente a alguna tribu indómita del interior de la avenida Paulista. Con lo que aquello venía a ser una especie de sucursal de la plaza de la Trinidad durante el Festival de San Sebastián, con los vecinos asomados a la ventana y la lluvia a punto de caer, que sí, que no, que al final fue que no. Y todos, los vecinos en sus casas, el caniche y su dueño, el indio de guardarropía, prestando sus 5 sentidos a una música que no entra por los ojos, pero sí por los oídos, con dulzura, calladamente; una música a la que hay que prestar la debida atención. Pero para eso estaba Daniel Daibem, entrando a la concurrencia en al arte de escuchar jazz, materia delicada como pocas, y agradecida como ninguna.

Resulta que el acto, concierto, clase magistral, o lo que fuera, tenía su intríngulis, su trasfondo: su parte invisible, por así decirlo. Era, por un lado, Daniel Daibem al frente de su cuarteto, en São Paulo; y, por el otro, Javier Colina, Josemi Carmona y los “Flamenco Jazz All Stars”, en Madrid; y Abe Rábade Trío, featuring Perico Sambeat, en Santiago de Compostela. Los 3 conciertos en el mismo día -19.06.2017-, y a la misma hora -19:06-, y con el mismo cartel de “gratis total” en los 3 casos. Como un concierto a 3 bandas, o 3 conciertos en uno. Detrás del asunto, una conocida marca de cervezas de qualité con fuerte presencia en el mercado brasileño. “Estrella Galicia”, su nombre, fue fundada en el año 1906, de donde el nombre de su producto estrella, valga la redundancia, y el del ciclo de jazz que viene celebrándose desde hace una década  (el lector recordará las crónicas viajeras de quien firma siguiendo al trío Fly, y al batería Al Foster, en su viajar por la geografía española). Con lo que el triple concierto vino a ponernos sobre aviso en torno a lo que se avecina: un ciclo “1906”, edición 2018, transcontinental y “trans-género”, lo que tiene menos que ver con las tendencias sexuales de los involucrados como con la presencia en la programación de otras músicas que no son jazz, pero podrían serlo. En el cartel, aún sin conformar, un plantel de grandes y no-tan-grandes nombres, pero igualmente necesarios, a los que habrá que sumar el nombre de Daniel Daibem. Con “eme” de María, por favor.

Chema García Martínez


Publicado en El País - Brasil con el titulo "Jazz íntimo nas ruas de São Paulo"

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