El jazz y Julio Cortázar:
un amor a primera vista
La
Fundación Juan March centra las celebraciones por los 50 años de
"Rayuela" en la relación entre el escritor y el género musical
Los tenistas también lloran. Nadal/Federer
Hace 7 años
Lo había leído hace unos días en el periódico. Gran artículo, por cierto.
ResponderEliminarCortázar y el jazz son indudablemente almas gemelas.
Estaría de acuerdo Julio con el destino de su biblioteca particular, sabiendo como supongo que sabía que el tal J.March colaboró económicamente a la sublevación militar del 36 que nos llevó a una guerra civil? Deduzco y creo que NO.
ResponderEliminarSon curiosas las paradojas y extrañas "parejas" que pueden formarse. La señora Aurora Bernárdez (viúda de Julio), debiera tener más sensibilidad y cuidado. Al fin y al cabo, esta fundación tiene las manos manchadas de sangre y mi abuelo sigue perdido en alguna cuneta. Saludos. Ana Coreta
Creo que nadie podría quitarte la razón, Ana. No conozco los detalles de cómo y quién gestionó la cesión del legado de Cortázar a la Fundación Juan March, si fue con su consentimiento o fue la viuda que lo acordó por su cuenta. Entiendo que te toca muy cerca... por si te sirve de algo, el caso de mi abuelo es parecido al del tuyo y, pese a ello he colaborado con la fundación cuando me lo han pedido. Hay gente que trabaja allí muy valiosa y con unas ideas políticas progresistas que te sorprenderían, lo que no te quita razón, insisto.
ResponderEliminarComo ves, no tengo una respuesta...
Por suerte, nos queda Cortázar. Nadie, nunca, escribió sobre jazz como lo hizo él.
Un fuerte abrazo a los dos.
Cada individuo tiene sus razones, el que trabaja en la fundación, las suyas, el que colabora también y supongo que la viuda, pues, logicamente también, tal vez una contrapartida económica, posiblemente era la única fundación que se iba a comprometer a conservar la obra y ponerla a disposición del público. Me extraña que la República francesa no tuviera opción o interés en conservarla.
ResponderEliminarLo cierto es que está en manos de J. March. Llama la atención cómo estas fundaciones afines a regímenes golpistas: Fundación Barrie de la Maza(Coruña), Calouste Gulbenkian(Lisboa), etc..., se lavan la cara y desinfectan, programando jazz. Resulta paradójico y surrealista.
Comparto relativamente la opinión de que nadie escribió sobre jazz como Julio, algunos músicos, Geof Dyer, Nat Hentoff, C.O. Simpkins, Boris Vian,etc....lo han hecho dignamente y de primera mano. El cronopio mayor es un maestro, sin duda y lo queremos tanto, como a Glenda. Saludos. Ana Coreta
Te voy a contar algo que muy pocos saben: pocos meses antes de su muerte, estuve colaborando con Enrique Morente en el que iba a ser su disco más jazzístico, en homenaje a Max Roach. ¿Sabes lo que eligió para "ponerse en situación"?: "El perseguidor". Claro, él no pretendía cantar jazz, pero quería empaparse de la filosofía del jazz, "entender" al músico de jazz cuando improvisa... y él, que era un hombre inteligente, eligió a Cortázar, precisamente. Y claro que son muchos los que han escrito sobre jazz, algunos magníficos. Tú has mencionado a unos cuantos. Ninguno con el poder de penetración y el conocimiento de al materia "desde dentro" del argentino, ni sus cualidades literarias. Una opinión.
ResponderEliminarEn cuanto al asunto de las fundaciones, te diré que no existe nada más desalentador que contemplar uno de esos cuadros que relacionan a las corporaciones de mayor implantación en el ramo alimenticio con sus empresas matrices. Al final, cada vez que compras un paquete de galletas estás financiando una masacre en algún lugar del planeta. No digo nada del dinero público que se invierte en cultura (que cada vez es menos, pero aún existe) en tiempos como los actuales y con gobiernos como el actual. Hay empresas discográficas ligadas a la industria armamentística, y editoras de libros. ¿Deberíamos dejar de comprar un libro, o escuchar un disco, o asistir a un concierto por venir de donde viene, o mejor nos ajustamos a la realidad de los hechos aunque no nos gusten?. No lo sé.
Repasando la biblioteca, hay un par de libros que tal vez desconozcas:" El oso llega a casa" de Rafi Zabor , una fabula deliciosa y simpática y "El saxofón bajo" de Josef Skvorecky, un autor checo que trata la situación del jazz en regímenes comunistas. No olvidemos al poeta/ensayista, Amiri Baraka, antes conocido como Leroy Jones.
ResponderEliminarNo sabía lo de Morente, pero, siendo como era, me parece normal que tratase de inspirarse en ese relato fantástico. Soy una enamorada de la escritura de Cortázar y me encanta todo lo que grabó el maestro Morente,... desde Alfa hasta Omega.
Lo que está pasando actualmente y bajo esta dictadura de la mayoría absoluta, es una verguenza y una lección que debiéramos aprender de una maldita vez. Para eso hace falta CULTURA Y EDUCACIÓN, ...espíritu crítico y molestarse en depositar una papeleta a favor de los menos malos , por ejemplo: IU (nunca gobernaron en este país). Los que están, son lo peor, nos retrotraen a tiempos pre-constitucionales terribles de abusos y perdida de derechos, siempre han estado ahí, nunca se fueron.
Respecto a las compañías que hacen negocios con las guerras y las desgracias ajenas que tal vez provoquen, malditos sean.
Saludos agradecidos. Ana Coreta
Hola Chema.
ResponderEliminarNo sé si llegó el comentario anterior donde te daba un par de referencias literarias del maridaje jazz-literatura. Bueno, el caso que me ocupa es la pregunta que haces al final de tu último comentario.
Creo que en la medida de lo posible, debemos ser consecuentes con nuestra forma de pensar y actuar. El consumo debe ser un acto responsable: las deslocalizaciones de empresas que suponen el despido de nuestros vecinos, la invasión de productos
chinos (que no pagan aranceles), pagar un sobrecoste por productos de "marca", las descargas ilegales de música hecha por músicos en activo, adquirir coches de importación como muestra de status, consumir productos culinarios cultivados en tu región, etc..., en definitiva no valorar lo propio, ni tener en cuenta la labor de nuestros paisanos/as más cercanos. A donde nos ha llevado?
A la situación actual me remito, lo estamos viendo y sufriendo. En aquellos años locos del boom inmobiliario, nos han hecho creer que esto era jauja. Recordás, ché? Y no, la mayoría absoluta picó y ya sabés que el porcentaje de boludos que se han hecho millonarios (25 millones de euros), durante la estafa, ha aumentado un 7%, pero, la mayoría estamos perdiendo, y mucho.
Consciente de que me estoy saliendo del tema principal, sólo añadir que "El perseguidor" es uno de mis relatos de cabecera que no me canso de releer. Aguardo que disfrutes de los conciertos que se celebrarán en honor al Cronopio mayor y su Rayuela.
El arte es la máxima expresión cultural del ser humano, y el día que falte, volveremos a ser bestias.
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Acabo de abrir el 3ª tomo de relatos del maestro, y mis ojos caen en el párrafo que empieza: "Soy un crítico de jazz lo bastante sensible como para comprender mis limitaciones,......." Gracias por tu paciencia e información. Saludos. Ana Coreta
Hola, Anónima-Ana.
ResponderEliminarPerdona que no te haya contestado antes. Irónicamente, he estado de viaje y me ha sido imposible.
Conozco el libro de Skvorecky y los escritos y poemas de Amriri Baraka, no así el de Rafi Zabor. De hecho, he hablado un par de veces con el segundo. Los dos, Skvorecky y Baraka, son autores formidables, aunque me sigo quedando con Cortázar y “El Perseguidor”.
Gracias por iluminar mi profunda ignorancia. Prometo informarme sobre Zabor y su obra, que desconozco. Fíjate, si el propio Cortázar se consideraba limitado, qué voy a considerarme yo…
Coincido con tu opinión sobre Morente –nunca agradeceré lo suficiente haberle tratado, pese al desenlace fatal- y cuanto sigue. Por desgracia, el consumo responsable, o solidario, o como quieras llamarlo, casi siempre lleva implícito un aumento en el precio del producto que no todo el mundo puede soportar. La puta crisis nos coloca en la tesitura de la mera supervivencia mientras limita nuestras posibilidades de elegir, lo que, al final, nos coloca en manos de las “majors” depredadoras, que son las que pueden ofrecer el producto más barato.
Que hace falta una cultura y una educación con mayúsculas, no creo que haya quien lo ponga en duda. En cuanto al voto, no estoy tan seguro. Está la posibilidad de no votar, que es una forma de mandarles a la mierda a todos ellos.
Ellos, los que actualmente son "Los Encargados" de gestionar este país, sí ponen en duda que la cultura y la educación sean para el pueblo una herramienta más que necesaria para formar ciudadanos/as, tal vez porque la mayoría de las personas que está implicadas en esos campos no sean de su cuerda. Cainismo en estado puro.
ResponderEliminarLa ley electoral está atada y bien atada, y mi voto libertario siempre va contra ellos, los de siempre.
A los pobres, obreros/as y gente honesta y de bien, sólo nos queda la lucha diaria y de clases. Saludos. Ana Coreta
P.D.
"Los encargados" es una pieza de Jorge Galindo y Santiago Sierraque que puedes visionar en la red. Ilustra de alguna manera lo que te acabo de comentar.
Una vez más, te agradezco el comentario y la recomendación. No conozco la pieza y ten por seguro que la visionaré.
ResponderEliminarSaludos libertarios.
Buenas Chema.
ResponderEliminarCompartes la opinión de Antonio Muñoz Molina acerca del Cronopio, que escribió en el último Babelia: Cortázar músico?
Saludos.
Ana Coreta
No estoy en condiciones de decir quién es músico y quién no. En cierto sentido, todos los somos sin necesidad de subirnos a un escenario, bueno. yo sí lo he hecho, pero esa es otra historia. Si por músico se entiende quien sabe cómo tocar un instrumento, Cortázar lo era puesto que tocaba el saxofón y algún otro instrumento que ahora mismo no recuerdo, y sólo debía ser un poco peor que Boris Vian tocando la trompeta, por citar otro escritor-músico. Y, desde luego, alguien que ha escrito "El perseguidor", muestra un conocimiento de la música superior al de muchos que se dicen músicos sólo porque tocan un instrumento. Hay muchas formas de hacer música, una de ellas, escribiendo.
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