Uno de esos "músicos de músicos", o "trompetista de trompetistas". aunque al final rozó algo muy parecido a la fama más allá de los límides de la profesión. Sobrevivir es lo que tiene.
Tenemos tendencia a endiosar a músicos que por la razón que sea estuvieron en el momento y lugar oportunos, además de ser grandes creadores, sin embargo, otros como al que haces mención en este post, pasaron sin pena, ni gloria, pero, son imprescindibles, o eso creo yo. Las luchas por la igualdad y el respeto suelen cobrarse con la moneda del ostracismo. Parece injusta la vida cuando premia a auténticos cafres y castiga a personas decentes y amables, que no es sinónimo de tontas aunque lo parezca. En el caso de este hombre, me alegra que al menos se le recuerde. Como dice uno de los versos de un poema de B. Brecht: "Hay hombres que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles"...y mujeres también. Un saludo. Ana Coreta
El maestro José Ramón Rubio, que me precedió escribiendo sobre jazz en El País, hablaba de los discos "no imprescindibles" y que, por eso mismo, le gustaban todavía más. Eso se aplica a los músicos como Wilder. Al menos, el vivió lo suficiente para verse convertido en una "leyenda viviente", o algo así. Al final, los prescindibles son los verdaderos imprescindibles. Un beso para ti, y otro para nuestro amigo Bertolt.
Estupendo trompetista. Descanse.
ResponderEliminarUno de esos "músicos de músicos", o "trompetista de trompetistas". aunque al final rozó algo muy parecido a la fama más allá de los límides de la profesión. Sobrevivir es lo que tiene.
ResponderEliminarTenemos tendencia a endiosar a músicos que por la razón que sea estuvieron en el momento y lugar oportunos, además de ser grandes creadores, sin embargo, otros como al que haces mención en este post, pasaron sin pena, ni gloria, pero, son imprescindibles, o eso creo yo. Las luchas por la igualdad y el respeto suelen cobrarse con la moneda del ostracismo.
ResponderEliminarParece injusta la vida cuando premia a auténticos cafres y castiga a personas decentes y amables, que no es sinónimo de tontas aunque lo parezca. En el caso de este hombre, me alegra que al menos se le recuerde. Como dice uno de los versos de un poema de B. Brecht: "Hay hombres que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles"...y mujeres también. Un saludo. Ana Coreta
El maestro José Ramón Rubio, que me precedió escribiendo sobre jazz en El País, hablaba de los discos "no imprescindibles" y que, por eso mismo, le gustaban todavía más. Eso se aplica a los músicos como Wilder. Al menos, el vivió lo suficiente para verse convertido en una "leyenda viviente", o algo así. Al final, los prescindibles son los verdaderos imprescindibles.
ResponderEliminarUn beso para ti, y otro para nuestro amigo Bertolt.