El trompetista neoyorquino afincado en Madrid presenta estos días su segundo disco grabado en España, Music for big band, en compañía del bajista Miguel Blanco. Jerry González creció y se formó profesionalmente en el jazz latino, pero ahora es un enamorado de la música flamenca. Sueña con integrar ambas músicas en la estela de Miles Davis.
Jerry González nació en Manhattan, entre la 58 y 3ª Avenida, un 5 de junio de 1949. Ahora lleva más de seis años recorriendo con su inseparable trompeta las calles de Madrid. En este tiempo se ha convertido en un habitual de los escenarios del jazz y el flamenco. En estos días edita su segundo disco como líder grabado en nuestro país, con arreglos orquestales de Miguel Blanco. "Nací como se nacía antes, en mi casa y con una comadrona. Hasta los 4 años en que subimos p'al Bronx para un caserío grande nuevecito que pusieron para la gente pobre, y mi familia fue corriendo pa'llá, pa meterse, y allí había una mezcla de puertorriqueños, irlandeses, italianos, judíos, chinos, cubanos, colombianos. Todo el mundo estaba allí", cuenta en su curioso spanglish de acento puertorriqueño.
Jerry mamó los ambientes musicales desde niño. "Mi padre conocía a la familia de Mario Bauza. Su orquesta era lo máximo: en cuanto les escuchaba, me picaban los pies, ¡tenía que ponerme a bailar!". Pasado el tiempo, si algo distingue al músico boricua es su amplia cultura musical forjada al contacto con los pioneros. "El jazz latino existe conmigo. Aparte de mí, lo que hay son salseros sin educación", dice hoy.
Dedicado profesionalmente a la música desde 1969, González ha tocado con músicos de una y otra tendencia, desde Dizzy Gillespie y George Benson a Chico O'Farrill, los hermanos Palmieri, el Grupo Experimental Nuevayorquino o con su propia Fort Apache Band, con la que tiene grabados tres discos para el sello Fantasy, "el cuarto lo tienen ellos, pero no lo sueltan y no me pagan, y yo no tengo para pagar abogados".
Finalizando los noventa, el trompetista aterrizó en Madrid. "Los primeros días me iba a los sitios de flamenco con la trompeta. Nadie me conocía, pero, al final, todo el mundo se ponía a vacilar y yo gozaba mucho. Ésa fue mi entrada en la onda flamenca". Uno de sus primeros fans españoles fue el productor Javier Limón. "Me quedé en casa de su madre un par de semanas y él me llevaba todos los días a su estudio de grabación. Allí conocí a El Cigala, al Niño Josele y a Ramón el Portugués. La cosa es que le tomamos el gusto a reunirnos y empezamos a inventar cosas y a montar algún tema medio en broma, hasta que alguien me dijo: 'Oye, que estamos haciendo tu disco'. ¡Pero si yo pensaba que estábamos vacilando nada más!".
Fernando Trueba -que contó con él en Calle 54, su filme documental sobre el jazz latino de Nueva York- produjo el primer disco de Jerry con Los Piratas del Flamenco. "De la nada me vi con veinte mil dólares en el bolsillo y ahí es cuando pensé: '¿Qué estoy haciendo en Nueva York? Me debo quedar aquí que es donde están pasando cosas". El trompetista fue aceptado como uno más en los círculos flamencos. "Es por la forma en que me meto intuitivamente, que les cae bien".
Cinco años después, Jerry amanece con un segundo disco como líder grabado en nuestro país. "El disco empezó con Miguel Blanco y yo tocando en dúo el bajo y la trompeta en el club de Madrid, y él gozando mucho y venga a darle con que si me interesaba tocar con una orquesta, y yo diciéndole, 'claro, cuando tú quieras'. Entonces pasaron varios meses y yo ya pensaba que había hablado por hablar nada más y de repente, que me llama: 'oye, que estamos en el estudio ya grabando, ven pa'cá a tirar unos solos".
Grabar Music for big band no fue tarea fácil. "Yo tengo mis ideas y Miguel tiene las suyas. Sobre todo porque a él le gusta mucho el overdub. Pero el jazz no se hace así, se hace en el momento. Mira a Gil Evans, a Duke Ellington, a Charles Mingus, todo el mundo está ahí, tocando en directo. Así es que se hace la cosa. El jazz no se graba en pistas, se le va todo el sentimiento".
El repertorio de Music for big band se construyó en el propio estudio de grabación. "Yo venía con los temas, se los cantaba a Miguel y él los escribía. Hicimos un arreglo del tema de Larry Willis Nightfall, en recuerdo a Fort Apache. La Rumba pa'Kenny la creamos en el estudio; y hay un par de números flamencos. Pero a mí me gusta más montar las cosas en el momento, 'tú tocas esto y tú esto otro y vamos pa'lante".
Mientras se prepara para la gira de conciertos de presentación de Music for big band, en el horizonte del trompetista asoman nuevos proyectos. "Lo que yo quiero hacer ahora es otro Sketches of Spain acompañado por una big band con palos flamencos de verdad", adeltanta Jerry González. "Cuando grabaron Sketches..., Miles Davis y Gil Evans picaron de los discos que pudieron encontrar con música de las procesiones de Sevilla, pero yo tengo más conocimiento flamenco que ellos. Por eso quiero hacer un disco que cuando lo escuchen los gitanos digan: 'Esto es realmente flamenco".
Music for big band está editado por Universal
Jerry González nació en Manhattan, entre la 58 y 3ª Avenida, un 5 de junio de 1949. Ahora lleva más de seis años recorriendo con su inseparable trompeta las calles de Madrid. En este tiempo se ha convertido en un habitual de los escenarios del jazz y el flamenco. En estos días edita su segundo disco como líder grabado en nuestro país, con arreglos orquestales de Miguel Blanco. "Nací como se nacía antes, en mi casa y con una comadrona. Hasta los 4 años en que subimos p'al Bronx para un caserío grande nuevecito que pusieron para la gente pobre, y mi familia fue corriendo pa'llá, pa meterse, y allí había una mezcla de puertorriqueños, irlandeses, italianos, judíos, chinos, cubanos, colombianos. Todo el mundo estaba allí", cuenta en su curioso spanglish de acento puertorriqueño.
Jerry mamó los ambientes musicales desde niño. "Mi padre conocía a la familia de Mario Bauza. Su orquesta era lo máximo: en cuanto les escuchaba, me picaban los pies, ¡tenía que ponerme a bailar!". Pasado el tiempo, si algo distingue al músico boricua es su amplia cultura musical forjada al contacto con los pioneros. "El jazz latino existe conmigo. Aparte de mí, lo que hay son salseros sin educación", dice hoy.
Dedicado profesionalmente a la música desde 1969, González ha tocado con músicos de una y otra tendencia, desde Dizzy Gillespie y George Benson a Chico O'Farrill, los hermanos Palmieri, el Grupo Experimental Nuevayorquino o con su propia Fort Apache Band, con la que tiene grabados tres discos para el sello Fantasy, "el cuarto lo tienen ellos, pero no lo sueltan y no me pagan, y yo no tengo para pagar abogados".
Finalizando los noventa, el trompetista aterrizó en Madrid. "Los primeros días me iba a los sitios de flamenco con la trompeta. Nadie me conocía, pero, al final, todo el mundo se ponía a vacilar y yo gozaba mucho. Ésa fue mi entrada en la onda flamenca". Uno de sus primeros fans españoles fue el productor Javier Limón. "Me quedé en casa de su madre un par de semanas y él me llevaba todos los días a su estudio de grabación. Allí conocí a El Cigala, al Niño Josele y a Ramón el Portugués. La cosa es que le tomamos el gusto a reunirnos y empezamos a inventar cosas y a montar algún tema medio en broma, hasta que alguien me dijo: 'Oye, que estamos haciendo tu disco'. ¡Pero si yo pensaba que estábamos vacilando nada más!".
Fernando Trueba -que contó con él en Calle 54, su filme documental sobre el jazz latino de Nueva York- produjo el primer disco de Jerry con Los Piratas del Flamenco. "De la nada me vi con veinte mil dólares en el bolsillo y ahí es cuando pensé: '¿Qué estoy haciendo en Nueva York? Me debo quedar aquí que es donde están pasando cosas". El trompetista fue aceptado como uno más en los círculos flamencos. "Es por la forma en que me meto intuitivamente, que les cae bien".
Cinco años después, Jerry amanece con un segundo disco como líder grabado en nuestro país. "El disco empezó con Miguel Blanco y yo tocando en dúo el bajo y la trompeta en el club de Madrid, y él gozando mucho y venga a darle con que si me interesaba tocar con una orquesta, y yo diciéndole, 'claro, cuando tú quieras'. Entonces pasaron varios meses y yo ya pensaba que había hablado por hablar nada más y de repente, que me llama: 'oye, que estamos en el estudio ya grabando, ven pa'cá a tirar unos solos".
Grabar Music for big band no fue tarea fácil. "Yo tengo mis ideas y Miguel tiene las suyas. Sobre todo porque a él le gusta mucho el overdub. Pero el jazz no se hace así, se hace en el momento. Mira a Gil Evans, a Duke Ellington, a Charles Mingus, todo el mundo está ahí, tocando en directo. Así es que se hace la cosa. El jazz no se graba en pistas, se le va todo el sentimiento".
El repertorio de Music for big band se construyó en el propio estudio de grabación. "Yo venía con los temas, se los cantaba a Miguel y él los escribía. Hicimos un arreglo del tema de Larry Willis Nightfall, en recuerdo a Fort Apache. La Rumba pa'Kenny la creamos en el estudio; y hay un par de números flamencos. Pero a mí me gusta más montar las cosas en el momento, 'tú tocas esto y tú esto otro y vamos pa'lante".
Mientras se prepara para la gira de conciertos de presentación de Music for big band, en el horizonte del trompetista asoman nuevos proyectos. "Lo que yo quiero hacer ahora es otro Sketches of Spain acompañado por una big band con palos flamencos de verdad", adeltanta Jerry González. "Cuando grabaron Sketches..., Miles Davis y Gil Evans picaron de los discos que pudieron encontrar con música de las procesiones de Sevilla, pero yo tengo más conocimiento flamenco que ellos. Por eso quiero hacer un disco que cuando lo escuchen los gitanos digan: 'Esto es realmente flamenco".
Music for big band está editado por Universal
(publicado en el suplemento Babelia de El País 16/09/2006 con el título "El jazz no se graba en pistas, se le va todo el sentimiento")
No hay comentarios:
Publicar un comentario