La cosa, que Gilad Atzmon tocó en Madrid-Leganés el pasado 15 de mayo dentro del VI Festival Interpueblos 2009. El más parkeriano de los saxofonistas anti-imperialistas ofreció un concierto colosal, aunque no más de lo que en él es costumbre. Vibrante, arrollador, swingeante, un petit-grand plaisir para todo aficionado al jazz.
Uno podría pensar que un acontecimiento semejante hubiera movido multitudes. Que no fuera así, solo puede explicarse en la sinrazón de los tiempos que nos han tocado en suerte.
Lo que sigue es la crónica de otra noche con el músico ex isrealita. Una noche muy especial...
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Así se fue la mujer: indignadísima y dando un portazo, después de que Gilad Atzmon le dedicara una balada a los asesinados por el ejército israelí en los territorios ocupados. Pocas veces se ha visto semejante espectáculo en el jazz; claro que tampoco es muy frecuente que nadie inicie una actuación hablando sobre “los tres mayores asesinos de la Humanidad”, en referencia a Bush, Blair y Sharon.
Principiaba el concierto y ya podía palparse la tensión en el ambiente. Faltaba poco para que las pasiones se desbocaran y el diálogo pacífico entre los instrumentistas ligados por lazos de sangre a los dos bandos en conflicto, palestino e israelí, diera paso a otro muy distinto, entre los espectadores disconformes con el artista y el susodicho. Bien mirado, la situación resultaba bastante cómica, con la palabra yendo por un lado y la música, por el otro. Acaso, la virulenta disputa verbal llevara al más “parkeriano” de los filósofos germanistas en ejercicio y a sus músicos a soplar, friccionar o golpear sus instrumentos con ímpetu renovado, lo que explicaría la maravillosa hora y media de puro fuego con que nos obsequiaron. Ni siquiera la incorporación tardía del siempre temible “instrumental étnico”, dícese por el acordeón y el violín, pudo apagarlo. Sí se produjo un cambio en el color de la música. Del jazz “estricto sensu” se pasó al cabaret de vanguardia o puede que siempre estuviéramos escuchando la misma cosa sin saberlo por venir todo de semejante “rey midas” de la modernidad, capaz de convertir en propio cuanto toca. Una personalidad arrolladora, tanto que, no había comenzado en lo suyo, y ya nos habíamos olvidado del pobre Raynald Colom a quien se había adjudicado la ingrata tarea de telonero. Un olvido imperdonable: el catalán, más “Freddie Hubbard” que nunca, ofreció un impecable muestrario de sus cualidades como jazzista y como músico, que no es lo mismo, aunque lo parezca. Y tuvo junto a sí a un inspiradísimo Marc Ayza a la batería haciendo maravillas. Solo que no era su día.
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The Raynald Colom Quintet; Gilad Atzmon, saxos, clarinete; Frank Harrison, piano; Yaron Stavi, contrabajo; Asaf Sirkis, batería; Romano Viazzani, acordeón; Dumitru Ovidio Fratila, violín; Guillermo Rozenthuler, voz
29 de noviembre. Centro Cultural de la Villa, Madrid
(publicado en El País 03-12-2005. Reproducido en http://www.rebelion.org/noticias/2005/12/23663.pdf y en idioma inglés http://peacepalestine.blogspot.com/)
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La verdad que mereció la pena el viaje hasta Leganés para disfrutar del jazz de Atzmon.
ResponderEliminarInolvidable aquel concierto en el Centro Cultural de la Villa... y también aquella noche, casi entre amigos, en la que visitó el Bogui acompañado de Pedro Sarmiento, Baldo y Sir Charles.
En cuanto a la Raynald Colom, aquella fue la primera vez que lo vi y me sorprendió muy gratamente. A ver cuando vuelve por los madriles...
Un saludo,
Sergio
Gracias por el comentario Chema, sobre el reciente concierto de Atzmon hasta ahora sólo había leído el de http://www.cuadernosdejazz.com (en conciertos)
ResponderEliminarGilad Atzmon
El saxofón como refugio
Qué pena que no se aprovechó el viaje del grupo para que además tocara en algún club de Madrid.