Uno siempre ha tenido un respeto por el gitaneo, el pueblo/grupo étnico así llamado y la música que le es propia, la cual ejerce sobre mí un poder de fascinación inagotable nacida, acaso, en mi absoluta incapacidad para articular voz alguna que tenga que ver en lo más remoto con el duende, lo jondo y los “sonidos negros”. Mi inevitablemente frustrada vocación de cantaor se choca contra la realidad de un salero ausente por completo. Aún así, he perseverado: si hay un Pollito de California y un Niño de Osaka, por qué no iba a convertirse servidor en el primer flamenco de la historia por cuya sangre corren los genes de los Van de Capelle amberinos (dícese de los naturales de la ciudad belga de Amberes-Antwerpen); flamencos, pero de Flandes. Pues ni por esas.
Uno se consuela escuchando a los flamencos de verdad, Agujetas, Terremoto, José El Negro, mis preferidos, y leyendo a quienes, como José Luis Ortiz Nuevo o José Manuel Gómez, escriben sobre ellos con autoridad y conocimiento de causa. A grandes males, ya se sabe, grandes remedios. Lo que se cuenta por cuanto coinciden en esta ciudad, que es la mía (Madrid, un suponer), y en este momento, dos acontecimientos muy principales que tienen en la gitanería su argumento central.
“O Dikhipen” (“la mirada”, en lengua gitana), segundo ciclo que se dedica a los gitanos en la “Filmo” (cine Doré). Empezó el mismo con la legendaria Chunga de cuerpo presente y “Camarón”, film que, a lo que asegura su director, Jaime Chávarri, gusta mucho a los de la grey gitana, aunque fílmicamente no pase de ser una medianía bastante enojosa. Seguirán, entre otras, “Morena Clara”, “Swing” (“una historia iniciática alrededor del jazz manouche”) y la muy nombrada “Latcho drom”, con su realizador, Tony Gatlif in person, mañana jueves, a las 20.30h.: “sin esa película jamás habría hecho Calle 54”. Palabras de Fernando Trueba a quien esto suscribe
En “ConVivencias” se reúnen Dorantes, El Lebrijano, Alba Molina, el estupendo Pedro Mª Peña, a la guitarra; la insólita Pastora Galván bailando lo que no puede bailarse (¿flamenco dodecafónico?); la Orquesta Filarmónica de Andalucía bajo la dirección artística de Javier Yera y el trío de la bencina, Jorge Pardo, Carles Benavent y Tino Di Geraldo. El espectáculo multitudinario fue estrenado este verano en el festival Etnosur, Alcalá la Real, Jaén, y se repite con, prácticamente, los mismos protagonistas, en el Coliseum de Gran Vía, 78, hasta el 30 de septiembre. A no perdérselo.
Puedes ver un extracto del “ConViencias” en: www.youtube.com/watch?v=08bkJ_C6Lpk
Salud y libertad
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