Buenos Aires, vestíbulo del hotel Nogaro, a 2 pasos de la Plaza de Mayo. Perico Sambeat consulta el correo en su ordenador personal en compañía de una humeante taza de café. Extraño lugar para encontrarse con el intrépido jazzista, pero estas son las cosas maravillosas de la música, hemos tenido que hacer 5000 km para encontrarnos, y aquí estamos.
Entrevistador y entrevistado están aquí con motivo del primer “Buenos Aires Jazz.08”, un acontecimiento de alcance que ha tenido en Sambeat a uno de sus protagonistas señalados. Ayer mismo, el saxofonista estuvo tocando en Notorius junto a la pianista Paula Shocron, joven valor del jazz santafecino, anteayer nos vimos por primera vez, fuimos por la mañana a su casa, ensayamos un ratito y… a tocar. Salvo por el jet lag, todo de primera.
Esta noche Sambeat pisará el escenario del Teatro Coliseo junto a su equipo rítmico habitual, Javier Colina, al contrabajo, y Marc Miralta, a la batería: vienes a un lugar como este y te das cuenta de que el jazz ha cambiado, comenta el saxofonista. Nueva York quizá siga concentrando el mayor número de músicos talentosos del mundo, pero eso va a menos. Hace 15 o 20 años, todo el mundo pensaba que los músicos de jazz tenían que ser negros y norteamericanos. Quien iba a pensar que pudieran existir tantos solistas en Latinoamérica o en Europa, cada uno desarrollando su estilo. Y es que vamos a la globalización, sin duda.
Pregunta: este mes de noviembre presentas tu nuevo disco, “Flamenco Big Band”. ¿Cómo se te ocurrió reunir estos 2 conceptos aparentemente antitéticos?
Respuesta: empecé hace 5 o 6 años, no sé por qué razón. Escribí un tema, “Tío Petisa”, inspirado en un familiar mío que vivía en un pueblecito del interior de Valencia; llegué a grabarlo para la sesión de “Ademuz” aunque al final no lo metí en el disco. Pasados los años, me llamaron del Instituto Valenciano de la Música para encargarme una obra de envergadura y me puse a trabajar en firme. Al cabo de 2 o 3 meses les llamé diciéndoles: “necesito un año más”. Porque soy muy lento escribiendo, lo siento. De nuevo, me puse a trabajar. Al año siguiente, les volví a llamar: “oye, que no llego”. Y a la tercera llegué, por fin.
Pregunta: ¿se puede saber qué hace un valenciano tocando por bulerías?.
Respuesta: admiración y placer por escuchar flamenco, cualquier persona sensible lo tiene. Pero lo mío fue un poquito accidental. Me fui metiendo en el asunto a partir de “Ademuz”. Me encantaba el ritmo de bulerías, los tanguillos, y los unía como podía con el jazz. Luego vine a tocar muy a menudo con Gerardo Núñez, pero sí, es verdad que soy valenciano y soy autodidacta en jazz, y con el flamenco me pasa lo mismo. Por ejemplo, para escribir “Soledad Sonora”, trascribí 40 soleas, hasta que llegué al corazón del asunto. Lo mismo que hacía cuando me ponía a escuchar a Sonny Stitt, para aprender de los maestros.
Pregunta: ¿has tenido en mente a alguno de esos maestros mientras componías los temas de “Flamenco Big Band”?.
Respuesta: la verdad es que no, sobre todo porque no hay muchos referentes de big band que se acerquen al flamenco aparte de Gil Evans, quizá el primer disco de Jazzpaña con Vince Mendoza, pero en ambos casos es un acercamiento un poco superficial, con todos mis respetos hacia estos 2 grandes arreglistas de jazz.
Pregunta: si algo llama la atención en el disco es su diversidad temática.
Respuesta: he procurado que cada tema sea diferente. Como te dije, empecé con las bulerías de Tío Petila. “Nido del aire” y “Como lo oyes” también los tenía escritos. A partir de ahí fui añadiendo las nuevas piezas: “Cauce”, en la que paso de la soleá por bulerías al swing de una manera totalmente orgánica; “Olhaíl”, un tema sobre el amanecer y la luz del sur; la “Guajira para Duke”, “Nocturno”...
Pregunta: … y llegó el momento de organizar la grabación a partir de lo escrito, lo que no debió de resultar fácil.
Respuesta: lo que pasa es que, ya cuando lo escribí, tenía en la mente quien tenía que tocar dónde. Tenía claro que tenían que estar Miralta y Javier Colina, de hecho la “Soledad de Morobio” se llama así por él, es un mote que tenía de joven. Y quería a los mejores instrumentistas de viento, que casi todos son valencianos, curiosamente. Y a Gerardo Núñez. Escucha su solo en “Nocturno” y dime a quien podría yo llamar del flamenco para que hiciera un solo como ese. Porque los acordes son super jazzísticos, sin embargo suena a flamenco cien por cien. Esa amplitud de miras en un músico flamenco no se encuentra tan fácilmente, por eso llamé también a Miguel Poveda, que es el cantaor más versátil que existe, aparte de Enrique Morente.
Pregunta: tú tocas flamenco por convicción, sin embargo hay quien lo hace únicamente para poder salir del país.
Respuesta: hay algo de razón en ello, sin embargo ahora estamos aquí, en Buenos Aires, con un grupo que no hacemos flamenco sino jazz. Lo mismo con el curso que acabo de dar en Dinamarca, la gente me conocía por el jazz, algunos ni siquiera conocían mis discos flamencos ni mis cosas con Brad Mehldau. Así que cada vez estoy menos seguro con eso de que sin el flamenco no sales.
Pregunta: existe el Perico Sambeat jazzístico, el flamenco, el solista, el compositor, el arreglista… ¿a cual de ellos ve cuando se contempla ante el espejo?
Respuesta: veo a un músico muy versátil, porque cada disco que hago es de un color distinto, el próximo va a ser de hip hop, no te digo nada más. Y puedo hacer esas cosas porque toco como toco de una manera natural. No me planteo tocar ahora como Benny Carter y ahora como Lee Konitz sino que me dejo llevar sin más. Creo que es un reto tocar como toca Perico Sambeat en cualquier circunstancia. Los músicos de jazz somos afortunados de tener una herramienta tan fuerte de comprensión de la música. Escuchamos una canción y reconocemos enseguida el ritmo y los acordes, y eso nos da posibilidad de inmiscuirnos en distintas músicas y correr toda suerte de aventuras y viajar a Argentina y encontrarme con una pianista maravillosa que no conozco de nada y a los 2 minutos estar con ella tocando en el escenario.
Entrevistador y entrevistado están aquí con motivo del primer “Buenos Aires Jazz.08”, un acontecimiento de alcance que ha tenido en Sambeat a uno de sus protagonistas señalados. Ayer mismo, el saxofonista estuvo tocando en Notorius junto a la pianista Paula Shocron, joven valor del jazz santafecino, anteayer nos vimos por primera vez, fuimos por la mañana a su casa, ensayamos un ratito y… a tocar. Salvo por el jet lag, todo de primera.
Esta noche Sambeat pisará el escenario del Teatro Coliseo junto a su equipo rítmico habitual, Javier Colina, al contrabajo, y Marc Miralta, a la batería: vienes a un lugar como este y te das cuenta de que el jazz ha cambiado, comenta el saxofonista. Nueva York quizá siga concentrando el mayor número de músicos talentosos del mundo, pero eso va a menos. Hace 15 o 20 años, todo el mundo pensaba que los músicos de jazz tenían que ser negros y norteamericanos. Quien iba a pensar que pudieran existir tantos solistas en Latinoamérica o en Europa, cada uno desarrollando su estilo. Y es que vamos a la globalización, sin duda.
Pregunta: este mes de noviembre presentas tu nuevo disco, “Flamenco Big Band”. ¿Cómo se te ocurrió reunir estos 2 conceptos aparentemente antitéticos?
Respuesta: empecé hace 5 o 6 años, no sé por qué razón. Escribí un tema, “Tío Petisa”, inspirado en un familiar mío que vivía en un pueblecito del interior de Valencia; llegué a grabarlo para la sesión de “Ademuz” aunque al final no lo metí en el disco. Pasados los años, me llamaron del Instituto Valenciano de la Música para encargarme una obra de envergadura y me puse a trabajar en firme. Al cabo de 2 o 3 meses les llamé diciéndoles: “necesito un año más”. Porque soy muy lento escribiendo, lo siento. De nuevo, me puse a trabajar. Al año siguiente, les volví a llamar: “oye, que no llego”. Y a la tercera llegué, por fin.
Pregunta: ¿se puede saber qué hace un valenciano tocando por bulerías?.
Respuesta: admiración y placer por escuchar flamenco, cualquier persona sensible lo tiene. Pero lo mío fue un poquito accidental. Me fui metiendo en el asunto a partir de “Ademuz”. Me encantaba el ritmo de bulerías, los tanguillos, y los unía como podía con el jazz. Luego vine a tocar muy a menudo con Gerardo Núñez, pero sí, es verdad que soy valenciano y soy autodidacta en jazz, y con el flamenco me pasa lo mismo. Por ejemplo, para escribir “Soledad Sonora”, trascribí 40 soleas, hasta que llegué al corazón del asunto. Lo mismo que hacía cuando me ponía a escuchar a Sonny Stitt, para aprender de los maestros.
Pregunta: ¿has tenido en mente a alguno de esos maestros mientras componías los temas de “Flamenco Big Band”?.
Respuesta: la verdad es que no, sobre todo porque no hay muchos referentes de big band que se acerquen al flamenco aparte de Gil Evans, quizá el primer disco de Jazzpaña con Vince Mendoza, pero en ambos casos es un acercamiento un poco superficial, con todos mis respetos hacia estos 2 grandes arreglistas de jazz.
Pregunta: si algo llama la atención en el disco es su diversidad temática.
Respuesta: he procurado que cada tema sea diferente. Como te dije, empecé con las bulerías de Tío Petila. “Nido del aire” y “Como lo oyes” también los tenía escritos. A partir de ahí fui añadiendo las nuevas piezas: “Cauce”, en la que paso de la soleá por bulerías al swing de una manera totalmente orgánica; “Olhaíl”, un tema sobre el amanecer y la luz del sur; la “Guajira para Duke”, “Nocturno”...
Pregunta: … y llegó el momento de organizar la grabación a partir de lo escrito, lo que no debió de resultar fácil.
Respuesta: lo que pasa es que, ya cuando lo escribí, tenía en la mente quien tenía que tocar dónde. Tenía claro que tenían que estar Miralta y Javier Colina, de hecho la “Soledad de Morobio” se llama así por él, es un mote que tenía de joven. Y quería a los mejores instrumentistas de viento, que casi todos son valencianos, curiosamente. Y a Gerardo Núñez. Escucha su solo en “Nocturno” y dime a quien podría yo llamar del flamenco para que hiciera un solo como ese. Porque los acordes son super jazzísticos, sin embargo suena a flamenco cien por cien. Esa amplitud de miras en un músico flamenco no se encuentra tan fácilmente, por eso llamé también a Miguel Poveda, que es el cantaor más versátil que existe, aparte de Enrique Morente.
Pregunta: tú tocas flamenco por convicción, sin embargo hay quien lo hace únicamente para poder salir del país.
Respuesta: hay algo de razón en ello, sin embargo ahora estamos aquí, en Buenos Aires, con un grupo que no hacemos flamenco sino jazz. Lo mismo con el curso que acabo de dar en Dinamarca, la gente me conocía por el jazz, algunos ni siquiera conocían mis discos flamencos ni mis cosas con Brad Mehldau. Así que cada vez estoy menos seguro con eso de que sin el flamenco no sales.
Pregunta: existe el Perico Sambeat jazzístico, el flamenco, el solista, el compositor, el arreglista… ¿a cual de ellos ve cuando se contempla ante el espejo?
Respuesta: veo a un músico muy versátil, porque cada disco que hago es de un color distinto, el próximo va a ser de hip hop, no te digo nada más. Y puedo hacer esas cosas porque toco como toco de una manera natural. No me planteo tocar ahora como Benny Carter y ahora como Lee Konitz sino que me dejo llevar sin más. Creo que es un reto tocar como toca Perico Sambeat en cualquier circunstancia. Los músicos de jazz somos afortunados de tener una herramienta tan fuerte de comprensión de la música. Escuchamos una canción y reconocemos enseguida el ritmo y los acordes, y eso nos da posibilidad de inmiscuirnos en distintas músicas y correr toda suerte de aventuras y viajar a Argentina y encontrarme con una pianista maravillosa que no conozco de nada y a los 2 minutos estar con ella tocando en el escenario.
“Flamenco Big Band” está editado por Verve-Universal
(versión íntegra del artículo publicado en El País-Buenos Aires - 31/10/2008)
(versión íntegra del artículo publicado en El País-Buenos Aires - 31/10/2008)
Normalmente se hacen estos experimentos porque tocando bebop no vas a ninguna parte y claro, hay que vender, por mucha globalización que hayaa mi me gusta el jazz americano sobre todo, el europeo es para dormirse, -y nos tendriamos que preguntar si verdaderamente eso es jazz...
ResponderEliminarcarlos
hombre, yo creo que eres un poco demasiado categórico, piensa que hay quien opina justo lo contrario, que el jazz(norte)americano está muerto y es en Europa donde se cuece el asunto. Al final volvemos a lo de siempre y es que sobre gustos no hay nada escrito.
ResponderEliminarLa música que se engloba como "jazz" no tiene colores, ni mucho menos fronteras. Punto y aparte.
ResponderEliminar!Brindo por eso!
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