lunes, 26 de octubre de 2009

Ron Carter y la caricatura de Ron Carter. Don Herbie, el del Grammy


El extraño destino de los hijos de Miles Davis


Miles Davis les reunió y Miles Davis les despidió. Ron Carter, Herbie Hancock y Wayne Shorter siguen hoy entre nosotros, felizmente. Sus respectivas carreras musicales han tomado caminos muy distintos, un tanto acomodaticios, en el caso de los dos primeros; todo lo contrario, en el del saxofonista.

A sus 76 años, Wayne Shorter se enfrenta cotidianamente al Gran Reto planteado por su antiguo empleador y maestro. El de tocar “una música más allá de la música”. Sin embargo, es el único en hacerlo.

El concierto que ofreció Ron Carter en el colegio mayor San Juan Evangelista el pasado sábado fue apenas una broma de mal gusto. Música hipotensa y autocomplaciente ("Sir Charles" dixit), una caricatura de lo que el mismo Carter interpretaba junto con Shorter, Hancock y Tonny Williams en sus tiempos de mayor gloria (como muestra, escúchese al contrabajista en “Miles in Berlin” -Sony B0007OP2C0-). De la versión de “Flamenco Sketches “con interludio de castañuelas, mejor no hablar. Lo mejor -lo único bueno-, el lleno hasta la bandera. Como en los mejores tiempos del Johnny.


Don Herbie, el del Grammy

Herbie Hancock, Wayne Shorter Quartet. Polideportivo de Mendizorrotza.
Charles Lloyd Quartet. Teatro Principal.
Martes 15, 32 Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz

Un desvaído Hancock

De acuerdo. A Herbie le han dado un Grammy y a Wayne no. Se siente. Y como tiene un Grammy, Herbie toca detrás y Wayne delante. Nada que objetar, salvo que el espectáculo de la estrella de la jornada resultó demasiado largo, mientras que el de su predecesor resultó demasiado corto. El de Hancock fue un recital desvaído, falto de continuidad y criterio. En muchas de sus partes, un verdadero tostón; en otras, una versión en pobre de The Joni letters. Cuestión de posibles: uno se da el gusto de reunir a los músicos más caros del mercado porque puede pagárselo y la cosa no funciona porque el batería y el bajista -todo un Dave Holland- no se entienden entre sí y, además, está el guitarrista Lionel Lueke, siempre dispuesto a introducir la nota inapropiada en el momento inoportuno.

Sin rumbo

Luego estaban las chicas. Sonya Kitchell cantó a Joni Mitchell -All I want- como si hubiera un agente de la antedicha apuntándole por la espalda, y Amy Keys un bastante más convincente A song for you, de Leon Russell. De Hancock se supo más por los chascarrillos que, maldita la gracia, por sus ejecuciones al piano. En algún sentido, el ex niño prodigio se ha convertido en la antítesis del músico de jazz. Una estrella demasiado vociferante en un mundo de hermosos perdedores que no necesitan disfrazarse de tales. En total, fueron dos horas y media vagando sin rumbo para volver a donde siempre, a los clásicos (Cantaloupe Island).

Del ansiado encuentro entre el pianista y su ex colega en el quinteto de Miles Davis, Wayne Shorter, ni noticia; total, ¿para qué? El saxofonista nos había dejado el mejor sabor con su recital tan corto como contundente; como lo fue el del también saxofonista Charles Lloyd, encargado de inaugurar el ciclo Jazz del Siglo XXI a sus 70 años. Dos veteranos dispuestos a todo. Lloyd, versión Monsieur Hulot, con su sonido de mírame y no me toques y su versión de Rabo de nube (Silvio Rodríguez) que deja en ridículo al original. Luego Shorter, que eleva a rango de ley su aversión a dar al respetable lo que éste le pide. Su minirecital del martes fue la demostración de que otra "fusión" es posible, la que reúne el jazz con la llamada "música contemporánea".

(publicado en El País 17/07/2008)

6 comentarios:

  1. Gracias, Chema. Un lujo contar con tus comentarios desde el Johnny!

    Ana

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  2. Hola Ana

    El lujo es contar con lectores como tú. Sabes que los que nos dedicamos al oficio de escribir, albergamos siempre la duda de si hay alguien que de verdad nos lée. Este blog me ha permitido conocer a muchos de mis lectores y hablar con ellos. Sin ellos nada de esto tendría sentido.

    Te mando un beso con toda mi gratitud

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  3. Cuestiones "politicas" hicieron que no estuviera viendo a Ron Carter en MAdrid cuando tenia entrada, pero lo vi por la television este verano. Y estuve aquel dia en Vitoria...
    Conclusión: Algo parecido es lo que pienso yo. Shorter me dejó un sabor dulce, con ganas de mas, cosa que en el fondo se agradece, porque lo que luego vi con Hancock fue un refrito de sus hits mezclado con los temas de su disco "glorioso" todo ello aderezado por las leches que no paraba de dar Colaiuta mientras Holland intentaba hacer su opapel de la manera mas digna. De hecho, el mejor momento del concierto fue el solo de Holland...
    Mientras, Carter vive en su mundo "brasileño" y no neguemos que brinda recitales de categoria, pero si uno repasa sus discos como lider, y su evolución no se encuentra sino con la bajada del Tourmalet, en el mas sentido "argot cilcista"

    Mención especial para Jason Moran que acompañaba aquel dia a Lloyd

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  4. Coincido plenamente contigo, y también en lo que dices de Jason Moran, aunque la última vez que lo vi/escuché, acompañando a no sé quién, me decepcionó un poquito. Pero, bueno, un día malo lo tiene cualquiera. Un abrazo muy fuerte

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  5. Acompañando tal vez a Nasheet Waits? El bateria de sus últimas grabaciones? Otro igual que Colaiuta!!! Con lo bien que toca con Fred Hersch (en el ultimo disco en trio de éste)o con el propio Moran; con su propio proyecto no hizo sino presentar algo frio y con muchos golpes por su parte. Me decpcionó... EL mejor fue Moran y como indicaste no tuvo su dia... Y Logan Richardson un tipo prometedor al que le tenia muchas ganas de ver me dejó decepcionado...

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  6. Efectivamente. Se me había olvidado. Por cierto que tras el concierto en el Johnny estuve un rato con Nasheet hablando de su padre, Freddie Waits, con el que hablé en diferentes ocasiones, y se produjo un curioso incidente... pero esta es otra historia

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